Un extraordinario ‘victorino’ le abre la Puerta Grande a Borja Jiménez y a su ganadero

Compartir

Ficha del festejo

Seis toros de Victorino Martín, todos cárdenos, cinqueños y de muy serias arboladuras. Algo dispares de hechuras y cuajo, la corrida tuvo buena casta en su totalidad, con varios ejemplares destacados, como segundo, tercero y quinto, pero especialmente el sexto, ‘Milhijas’ de hombre, lidiado en sexto lugar y premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre por su profunda bravura.

Paco Ureña, de rosa y oro: sablazo bajo y trasero (ovación); media estocada baja delantera y dos descabellos (silencio).

Emilio de Justo, de blanco y oro: estocada trasera (palmas); estocada delantera (oreja).

Borja Jiménez, de tabaco y plata: atravesada muy trasera que asoma (silencio); estocada delantera caída tendida (dos orejas tras aviso). Salió a hombros por la Puerta Grande

Corrida «In memoriam» en recuerdo del ganadero Victorino Martín Andrés, por quien se guardó un minuto de silencio tras el paseíllo. Lleno de «no hay billetes» (22.964 espectadores) en tarde de calor sofocante.

La profunda y vibrante bravura de ‘Milhijas’, un serio toro premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, facilitó hoy con su emocionante comportamiento la salida por la Puerta Grande de Las Ventas del diestro sevillano Borja Jiménez, que le cortó las dos orejas, así como de su ganadero, al final de la corrida ‘In Memoriam’ dedicada al fundador de la divisa, Victorino Martín Andrés.

Lidiado en sexto lugar, el excelente cinqueño del antiguo hierro de Albaserrada fue la cima de un encierro en el que tres hermanos lidiados con anterioridad ya ofrecieron con su casta unas opciones de triunfo grande que no estaban siendo aprovechadas del todo por la terna, como sucedió con otro notable ejemplar lidiado en quinto lugar al que Emilio de Justo cortó solo una oreja.

Pero ‘Milhijas’ puso la guinda ya desde que salió al ruedo, dejando ver su serio y, a pesar de sus 594 kilos de peso, también fino trapío, que se hizo expresión en cuanto comenzó a descolgar su cuello para embestir con el hocico a ras de arena, condición que mostró también empujando en varas y arrancándose fuerte en banderillas.

Cuando tocaron a matar, Borja Jiménez, con apenas dos pases para sacarlo de las tablas, se puso directamente a torearlo al natural, sin más probaturas, para ligarle ya una impactante tanda, larga en el trazo y larga en el número de los pases, con el de Victorino poniendo en el encuentro toda su entrega, tanto en el recorrido como en la intensidad de sus embestidas.

Puso mucho, casi todo, el toro en un pulso que el sevillano continuó con otras dos vibrantes series con la izquierda, siempre con mando y dimensión, aunque a falta de un punto mayor de reposo para haber estado a una altura superior a la del cárdeno, lo que no era fácil, mientras el público jaleaba la faena con auténtico entusiasmo.

Tanto que, tras un cierre de obra menos compacto, no se tuvo en cuenta para la petición de las dos orejas la defectuosa colocación de la estocada, a cuyos efectos se resistió ‘Milhojas’ con idéntica bravura antes de que las mulillas le arrastraran en la vuelta al ruedo y los cientos de jóvenes que otra tarde más se lanzaron al ruedo se fueran también a por su ganadero para sacarle a hombros junto al matador.

Hasta entonces, tres de sus hermanos también habían dado un juego notable, como el tercero, otro serio ejemplar de afinada lámina que estuvo a punto de desbordar a Jiménez con su casta en los primeros compases de la faena, sin que el de Espartinas llegara tampoco a asentarse con convicción cuando el cárdeno se fue templando.

Y lote importante fue también el de Emilio de Justo, formado por un segundo cornipaso que, a pesar del duro castigo en varas y de una mala lidia, se creció ante una muleta a la que le faltó más autoridad para someterlo, y por un quinto aparatoso de cuerna con un pausado ritmo en sus embestidas que no siempre le cogió el extremeño.

Con un planteamiento técnico muy desigual, y no siempre adecuado a la buena condición del ‘victorino’, De Justo se extendió con este en un trasteo de acusados dientes de sierra, sin demasiado asiento y sin mucho gobierno de las arrancadas, y por eso sin tandas compactas, pero que cerró de una estocada contundente que avaló la concesión de uno de los dos trofeos que igualmente ‘Milhebras’ le puso en bandeja.

Los dos del sexteto con menor nivel, pero no por eso inasequibles, le correspondieron a Paco Ureña, que ya acertó a equilibrar al cornalón primero, que se afligió desde su salida de los cuartos traseros pero al que logró por ello sacar una muy estimable tanda de naturales.

El cuarto, en cambio, fue un cárdeno voluminoso y basto de hechuras que descabalaba la corrida, solo que, aun bajo de raza y sin emplearse, al menos no sacó complicaciones en sus sosas pero bondadosas arrancadas, a las que el murciano respondió con muchos muletazos inexpresivos y mecánicos, sin eco en el tendido.

Noticias Relacionadas

Córdoba: clausuraron un boliche clandestino con 500 personas dentro

Durante la madrugada del lunes, la dirección de Espectáculos...

Los jóvenes nacidos en 2007 ya pueden solicitar el Bono Cultural Joven 2025

Los jóvenes nacidos en 2007 --que hayan cumplido los...

Una lección de democracia

EditorialVilla Yacanto. Una lección de democraciaLa creación de una...

La decisión de la Corte Suprema de Justicia, un proceso ejemplar

En una decisión unánime, la Corte Suprema de Justicia...