Muchas personas que tienen gatos en casa se han preguntado en algún momento: «¿Por qué mi gato huele tan mal?». Este problema puede ser desconcertante y, en algunos casos, indicar problemas de salud o higiene. A continuación, te explicamos las posibles causas y qué puedes hacer para mejorar la situación.
Causas comunes del mal olor en los gatos
Higiene inadecuada: Aunque los gatos son animales muy limpios, si no reciben un baño ocasional o si no limpian bien su pelaje, pueden acumular suciedad, grasa o bacterias que generan malos olores.
Problemas dentales: La halitosis o mal olor bucal es frecuente en gatos con infecciones, sarro o enfermedades periodontales. Este olor puede extenderse a su pelaje o a su entorno.
Enfermedades de la piel: infecciones, ácaros, dermatitis o heridas abiertas pueden desprender un olor desagradable. La presencia de hongos también puede causar olores fuertes.
Problemas en las glándulas: Las glándulas anales, si están inflamadas o infectadas, pueden producir un olor fuerte y desagradable.
Higiene del arenero: Un arenero sucio o mal ventilado puede hacer que el gato huela mal, además de atraer bacterias que se transmiten al pelaje.
Alimentación: Una dieta inapropiada o de baja calidad puede afectar el olor corporal del gato.
¿Qué hacer si tu gato huele mal?
Revisión veterinaria: Lo primero y más importante es acudir al veterinario para descartar problemas de salud. El especialista podrá determinar si hay infecciones, problemas dentales o enfermedades que requieran tratamiento.
Higiene regular: Bañar al gato con productos adecuados y cepillar su pelaje con regularidad ayuda a eliminar suciedad, pelusas y bacterias.
Limpieza del arenero: Mantener el arenero limpio y en un lugar ventilado reduce olores y mantiene a tu gato más fresco.
Revisar su alimentación: Opta por una dieta equilibrada y de buena calidad recomendada por el veterinario.
Cuidado de la piel y las glándulas: Si notas que el olor proviene de estas áreas, consulta con el veterinario sobre limpiezas o tratamientos específicos.