Cuando el Papa Francisco era conocido como Jorge Bergoglio, estuvo en dos oportunidades en la ciudad de Villa Carlos Paz. Lo hizo durante su etapa de formación y luego como formador de nuevos sacerdotes, durante sus visitas a la estancia jesuítica de La Quinta, hoy reconvertida en uno de los parques más frecuentados de la ciudad.
El recientemente fallecido Sumo Pontífice confirmó su presencia en el predio ubicado sobre las márgenes del río San Antonio.
La Estancia Jesuítica La Quinta dio origen a un barrio carlospacense y albergó un convento y noviciado, al tiempo que luego sirvió para atender la tuberculosis y otras enfermedades respiratorias que proliferaron a principios del Siglo XX.
El predio fue donado a la orden en 1906 por doña Eugenia Gastañaga y albergaba un total de 400 hectáreas. La Compañía de Jesús construyó edificios en piedra e implantó un sistema productivo similar al de las estancias de sus predecesores del siglo XVII, contando con más de ochenta árboles frutales y acequias para conformar un tajamar. Allí, había ganado vacuno y se producían alimentos que eran enviados a otras instituciones que los jesuitas tenían en Córdoba.
La estancia vivió sus años dorados bajo la administración del religioso Antonio Font, oriundo de Mallorca (España), quien arribó al país en 1918 y se hizo cargo de la casa de retiro, meditación y estudio.
Bergoglio arribó al lugar en la década del sesenta y permaneció durante varios meses, cuando el espacio se utilizaba para seminarios de la orden y contaba con una residencia al lado de la Parroquia del Niño Dios. Años más tarde, retornaría a él para recibir a los estudiantes de los colegios religiosos en su proceso de formación.
El predio cuenta con cinco hectáreas de especies arbóreas (cedros, cipreses y pinos) plantadas por los jesuitas y otras congregaciones, y vegetación típica del bosque serrano (algarrobo, chañar, tala y espinillo) que se pueden reconocer a través de senderos de interpretación desde los cuales se aprecia la presencia de morteros y conanas de pueblos originarios. Dentro del parque, dos de las antiguas construcciones están destinadas a un museo arqueológico y una sala de exposiciones.
Hoy es uno de los paseos más elegidos por los turistas que llegan a Villa Carlos Paz y guarda parte del legado del Papa Francisco.