El envejecimiento de la población, el aumento de los problemas de bienestar emocional y salud mental infanto-juvenil, las dificultades de acceso a la vivienda y el crecimiento del sinhogarismo—que afecta a perfiles cada vez más diversos—, así como la discapacidad en distintas etapas de la vida, han dado forma a una sociedad muy distinta de aquella para la que fue diseñado nuestro actual sistema sanitario y social.
Ante esta realidad cambiante, San Juan de Dios defiende una visión más amplia centrada en la persona, más allá de su condición de paciente, que busca no ya la continuidad asistencial, que funciona, sino la continuidad socioasistencial, que adapta el sistema a la persona, y no al revés, como ocurre ahora. Es lo que esta entidad intenta hacer, adaptándose a los cambios y detectando las nuevas vulnerabilidades. Los siguientes testimonios son algunos ejemplos de la evolución hacia un modelo más integral.
01 | Parc Sanitari Sant Joan de Déu en Sant Boi de Llobregat
‘La meva llar’: un nuevo comienzo para jóvenes en situación de vulnerabilidad
Parc Sanitari Sant Joan de Déu en Sant Boi de Llobregat. / SJD
Cuando Raúl habla de su presente, ahora su voz suena firme. A sus 19 años, ha encontrado un espacio donde puede empezar a construir su futuro con cimientos sólidos. “Vivir aquí me permite aprender a ser más independiente, gestionar y ahorrar mi dinero, y tomar decisiones por mí mismo”, explica. Su hogar actual es un piso tutelado del programa La meva llar (Mi hogar), una iniciativa del Parc Sanitari Sant Joan de Déu para acompañar a jóvenes tutelados o extutelados con problemas de salud mental y/o adicciones en su proceso de emancipación.
La historia de Raúl es la de algunos jóvenes demasiado mayores para seguir bajo tutela, pero aún sin la estabilidad necesaria para afrontar una vida autónoma. Sin el apoyo adecuado, el riesgo de exclusión social y de acabar en situación de sinhogarismo es alto. El propósito de La meva llar es evitar que esto ocurra, ofreciendo una vivienda con soporte temporal y un equipo de profesionales que acompaña a cada joven en la gestión de su día a día: desde trámites administrativos hasta el desarrollo de habilidades para la vida adulta.
El programa acoge a jóvenes mayores de edad, y algunos de ellos han pasado por la unidad terapéutica del Centro Educativo Els Til·lers, donde reciben atención especializada por problemas de salud mental y/o adicciones y, en algunos casos, tras haber cometido conductas transgresoras que requirieron la intervención del sistema judicial de menores.
02 | Unidad Terapéutica Educativa Residencial (UTER) Acompanya’m Lleida
Mejorar la vida de niños y adolescentes con patología mental grave
Unidad Terapéutica Educativa Residencial (UTER) Acompanya’m Lleida. / SJD
Desde hace un año, la unidad terapéutica educativa residencial (UTER) Acompanya’m Lleida se ha convertido en un refugio y una esperanza para niños y adolescentes con patologías mentales graves. Bajo la dirección de la doctora Anna Huguet, esta unidad forma parte de la red de salud pública y está diseñada para atender a menores de 18 años que se enfrentan a trastornos mentales de gran complejidad. Muchos de ellos, además de la carga clínica, viven en entornos familiares disfuncionales.
La unidad proporciona una atención, tratamiento e intervención intensiva e incluye estancias de entre nueve y 18 meses, un modelo que ofrece un abordaje integral, personalizado, interdisciplinar, “coordinado y corresponsable con el resto de los servicios y recursos que atienden al menor (infancia, servicios sociales, educación, justicia, etc.)”, explica Anna. El equipo multidisciplinar está integrado por especialistas en psiquiatría, psicología clínica, enfermería, terapia ocupacional, trabajo social y educación social.
Durante el primer año, Acompanya’m Lleida ha atendido a 19 adolescentes con una edad media de 14 años. Con 20 plazas disponibles, este centro representa una solución pionera para adolescentes que necesitan mucho más que una simple intervención médica.
03 | Sant Joan de Déu Serveis Socials Barcelona / Programa Ínsula
De Venezuela a Barcelona: una historia de lucha, esperanza y segundas oportunidades
Hace cinco años, Lisbeth y Jorvi dejaron Venezuela acompañados de sus hijos Matías y Marco. El destino: Barcelona. El tiempo apremiaba. Matías tenía un tumor cerebral que ponía en riesgo su visión. Sin opciones de tratamiento en su país, Barcelona y el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona se convirtieron en su última esperanza. Al llegar, inicialmente contaban con el apoyo de una fundación vinculada a la empresa petrolera donde trabajaba Lisbeth. Sin embargo, poco después, la crisis económica y el bloqueo en Venezuela dejaron a la familia sin respaldo financiero. “Ante la imposibilidad de volver -recuerda la integradora social del Programa Ínsula, Roser Díaz-, el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, además de la atención médica, les proporciona alojamiento en una casa para niños enfermos y sus acompañantes gestionada por SJD”. En el hospital, Matías recibió el tratamiento necesario y llegó el momento de dar un paso más allá: la reintegración social de esta familia. Con el apoyo de Sant Joan de Déu Serveis Socials Barcelona y su Programa Ínsula, comenzó este proceso. El programa, en alianza con Cáritas, Mambré y Formació i Treball, les ofreció un piso de alquiler social, asesoramiento legal, apoyo psicológico y formación laboral. Lisbeth y Jorvi encontraron trabajo en una inmobiliaria. Hoy, tras este periodo de acompañamiento social, viven de manera completamente independiente.
04 | Hospital San Juan de Dios de Sevilla
Antonia y el doctor José Antonio Romero: una mirada integral
El doctor José Antonio Romero. / SJD
Antonia ingresó con un deterioro de su estado general y una descompensación que, pese a haber superado, seguía preocupando al doctor José Antonio Romero, entonces el médico de hospitalización en planta que atendió a Antonia y hoy coordinador del Servicio de Urgencias. “Había algo de fondo que estaba generando que, ante una patología que teóricamente con su edad cualquier persona hubiera podido superar fácilmente, ella requirió un ingreso hospitalario”, afirma. Antonia tenía un problema de salud mental y había otras circustancias que la rodeaban, que también requería de atención y seguimiento. Lo primero que se detectó fue que no tenía una red familiar de apoyo. Nadie la visitaba. Estaba sola. ¿Qué hacer? Lo explica el propio doctor: “En la sesiones clínicas, en las que participan activamente las trabajadoras sociales, y ante la preocupación de Antonia de que alguien pudiese entrar en su casa durante su ausencia, acordamos echar un vistazo a su vivienda”. Una simple ojeada desde las ventanas desveló el estado de deterioro de la casa. Para abordar esta nueva situación, una trabajadora social se hizo cargo de su caso. Hoy, Antonia está tutelada por la Fundación Padre Miguel García Blanco, creada por la Orden Hospitalaria en 2000, y que vela por sus derechos y bienestar.
05 | Centro Errondo Gure-Etxea en Donostia
Mujeres que pintan su propio destino
Centro Errondo Gure-Etxea en Donostia. / SJD
En San Sebastián-Donostia, otra historia de solidaridad y transformación se está escribiendo con colores y pinceles. En el Centro Errondo Gure-Etxea, del Hospital San Juan de Dios, un espacio de atención integral para personas en situación de exclusión social y problemas de salud mental, ha nacido el proyecto Mujeres pintando mujeres.
Magali, una mujer de 39 años con un talento innato para la pintura, lidera esta iniciativa que ofrece a mujeres usuarias del centro y a profesionales un entorno seguro de creatividad y apoyo mutuo. Su objetivo no es solo artístico, sino también social: a través de los retratos de mujeres, buscan resignificar su propia imagen y decorar los espacios de residencias destinadas a víctimas de violencia de género.
Para Magali, este proyecto es un reflejo de su propia transformación: “Cada pincelada es un sueño que se hace realidad, no solo para mí, sino para mis chicas. Nos ayuda a recuperar nuestra autoestima, a vernos con otros ojos”.
Más allá del arte, Mujeres pintando mujeres busca romper barreras. “Pienso que si las mujeres se agrupasen y se mirasen de una forma natural y espontánea, todo sería mejor. Para mí, la clave es derrumbar esa pared que nos ponemos unas contra otras por culpa de la cultura machista y el patriarcado. Entre los hombres esa rivalidad no existe. Una mujer conquista un mundo si quiere, pero juntas conquistamos más mundos”.
06 | Hospital Fundación San José en Madrid
Pilar y Carmen: el valor del acompañamiento
Hospital Fundación San José en Madrid. / SJD
En los pasillos del Hospital Fundación San José en Madrid, donde cada día se libran batallas silenciosas contra la enfermedad y la soledad, también hay historias que trascienden la asistencia médica. Pilar (nombre ficticio por expreso deseo de anonimato) conoce bien esta realidad. Su hijo, afectado por un daño cerebral severo crónico, es uno de los pacientes que recibe atención en el hospital.
Desde el momento del ingreso, Pilar, que vive en otra ciudad, confiesa: “Me he visto muy arropada por los equipos profesionales, ya no solo a nivel asistencial, sino que han ejercido de familia”. Además contó con Carmen, voluntaria: “En esos días tan duros, ella fue mi mejor apoyo”, añade Pilar.
Carmen lleva ocho años siendo voluntaria del centro y, aunque ha acompañado a muchas personas a lo largo de su voluntariado, su historia con Pilar y su hijo es muy especial. “La gente no siempre entiende por qué paso tantas horas aquí, pero yo sé que es importante. Estas situaciones no solo afectan a la persona ingresada, sino a todo su entorno. Y hay que estar ahí para sostenerlos”, explica.
La historia de Carmen y Pilar refleja el espíritu del Hospital Fundación San José, donde más de 100 voluntarios activos brindan un apoyo esencial, ofreciendo compañía, escucha y afecto a quienes atraviesan momentos de gran vulnerabilidad. “Hacen falta más voluntarios”, enfatiza Pilar: “Ves a personas muy solas, sin familia. Y sabemos que el amor también cura”.
07 | Centro de Día del HC San Rafael de Vigo
Respondiendo a las nuevas necesidades
Fundacion Instituto San Jose Voluntaria y familiar. / SJD
En el HC San Rafael de Vigo, cada persona es el centro de su propia historia. Con la puesta en marcha del centro de día, el compromiso con las personas con discapacidad intelectual da un paso al frente con un espacio diseñado desde cero para adaptarse a sus necesidades, especialmente en las etapas de envejecimiento y grandes necesidades de apoyo. “Nuestra obligación como centro de acompañamiento a las personas con discapacidad es ir avanzando en la adaptación de nuestros recursos y espacios, al mismo tiempo que las necesidades de las personas que participan de los mismos”, explica la directora técnica del centro, Sara Lorenzo.
El nuevo centro de día es un espacio de atención integral e interdisciplinar, donde cada persona pueda desarrollarse en función de sus necesidades y su momento vital. Para lograr ese objetivo se fomenta la autonomía, la prevención del deterioro cognitivo y el envejecimiento activo, todo ello bajo la metodología de Planificación Centrada en la Persona (PCP) y la premisa de la calidad de vida.
Para Paco, uno de los usuarios, el centro de día representa mucho más que un servicio: “San Rafael es un hogar. Aquí podemos desarrollarnos con los apoyos que necesitamos. Este espacio es clave para quienes requieren ayuda más específica”. Kiara, otra usuaria, destaca también la importancia de sentirse respetada: “Nos tratan como personas normales, no como personas con discapacidad, y eso hace sentirnos valorados”.
08 | Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos y Hospital San Juan de Dios de León
Olha y Alpha: el idioma como herramienta de integración
Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos y Hospital San Juan de Dios de León. / SJD
Tanto para Olha Saprikina, que a sus 60 años tuvo que dejar su hogar en Ucrania debido a la guerra, como para Alpha Diakite, que llegó desde Senegal en busca de un futuro mejor, aprender un idioma, el español y desde cero, se convirtió en un reto más en su camino hacia una nueva vida. “Si no puedes hablar el idioma, eres como invisible”, señala Olha. Pero también en su mayor motivación. Ambos participan en el Programa de Protección Internacional de San Juan de Dios.
“Aprender una lengua es una herramienta clave para el bienestar, la autonomía y la dignidad de cada persona”, señala el técnico de Aprendizaje del Idioma del Programa de Protección Internacional en Ciempozuelos, Rafael González Tejel, que acompañó a Olha en ese proceso. Es un aspecto en el que coincide el psiquiatra Joseba Achotegui, para quien no hablar el idioma del país de acogida no solo aumenta la vulnerabilidad, sino que dificulta el acceso al empleo y a la vivienda, generando ansiedad y estrés.
Alpha Diakite aprende el español con la ayuda de Patricia Ramos, profesora de español del programa en León, que, a diario, le imparte, junto a otros compañeros, muchos de ellos compatriotas, tres horas de clase de alfabetización. De Alpha dice que “es el primero en llegar y el último en irse. Aprovecha el tiempo de principio a fin y es muy participativo”. Y es que cada palabra que Olha y Alpha aprenden día a día es un paso más hacia su independencia, dignidad y un futuro mejor.