La casa de los cordobeses cumple 40 años

Compartir

«Para que todos acudáis a los actos que se celebrarán en vuestra Casa a fin de darles a los mismos el esplendor y la participación que la ciudad se merece». Las palabras las firma Julio Anguita. Es la víspera del 28 de febrero de 1985 y el Ayuntamiento de Córdoba está a punto de inaugurar su sede en la calle Capitulares. Hoy, 40 años después, la sede de la administración local sigue funcionando, aunque por encima de sus tejados sobrevuela la posibilidad de que otro edificio, diseñado incluso antes de que Capitulares abriese sus puertas, le quite el puesto. Pero vamos por partes.

Un lugar a la altura

Como recuerda Manuel García Parody en su libro El siglo XX en Córdoba a través de sus noticias, a mediados del siglo XX, el escenario principal de la actividad municipal estaba, precisamente, en Capitulares. Sin embargo, el viejo caserón que acogía dicha actividad ya acusaba síntomas de ruina y no estaba a la altura de un Ayuntamiento cada vez más complejo. Ese viejo caserón databa del siglo XVI y, al final, se vendió al Ministerio de Educación para construir ahí una casa de la cultura. Esto supuso que la vida municipal se trasladara a un inmueble en la calle Pedro López, que era propiedad de la Diputación.

Las Casas Consistoriales, que así se conocía al Ayuntamiento por aquel entonces, necesitaban sí o sí un nuevo emplazamiento. Ya lo habían puesto de relieve los últimos alcaldes del franquismo, pero llegó la democracia y Córdoba no tenía un espacio decente. Fue la corporación de Julio Anguita la que se marcó como objetivo prioritario, barajándose utilizar como sede el Palacio de Orive o la antigua facultad de Veterinaria, tal y como detalla García Parody. Sin embargo, como ya corría el año 1980 y el Ministerio de Educación no había ejecutado la casa de la cultura, el Ayuntamiento exigió la devolución del espacio de Capitulares al patrimonio municipal. Aquí se activa la maquinaria para llegar hasta lo que conocemos hoy como Ayuntamiento. En este punto, se le encarga al arquitecto municipal de la época, José Rebollo, que haga el proyecto de las Casas Consistoriales. El 28 de febrero de 1985, el edificio de Capitulares abre sus puertas.

Polémica con la Iglesia

La historia del edificio del Ayuntamiento está más cargada de polémica de lo que algunos puedan pensar (o recordar). Quiso el calendario que la inauguración del edificio coincidiera en fecha con los actos del 12º centenario de la Mezquita. Anguita quería que ambos actos coincidieran, el de inaugurar la obra y el de la efeméride del primer templo de Córdoba. Sin embargo, el Obispado puso empeño en que ambos actos estuvieran bien separados, defendiendo que la apertura de la casa consistorial iba a restar importancia a sus celebraciones, que, además, tenían que ser netamente religiosas. Más allá de que cada uno defendiera lo suyo, García Parody sí señala que existían «unas pésimas relaciones» entre Obispado y Ayuntamiento, un Ayuntamiento de izquierdas con un alcalde que «había protagonizado años atrás sonoras polémicas con la primera jerarquía de la Iglesia».

La inauguración del edificio del Ayuntmaiento de Córdoba no estuvo exenta de polémica, aunque fue todo un éxito, según muestran las imágenes de la época

En medio de todo esto, y a finales de 1984, el alcalde envía una carta a la Casa Real para que los Reyes presidieran el acto de inauguración del ayuntamiento. Sin embargo, la Casa Real declinó la invitación, a pesar de haber aceptado, poco antes, la que le había hecho la Iglesia para participar de los actos del citado centenario. Esto no sentó nada bien a Anguita, que dijo que si los Reyes iban a la efeméride de la Mezquita, pero no a la inauguración del ayuntamiento, estarían ejerciendo una ofensa a la ciudadanía de Córdoba. Además, adelantó que él no iba a ir a los actos del Cabildo y que el Ayuntamiento organizaría un acto propio por ese 12º centenario del templo, un acto, dijo, «laico y civil» y añadió, también, que no pensaba recibir a los Reyes como alcalde de la ciudad.

Ante la situación, la Casa Real pospuso la visita de los soberanos a la ciudad, el Cabildo retrasó un año los actos del centenario y el edificio del Ayuntamiento en Capitulares se inauguró el 28 de febrero de 1985 sin que por allí estuvieran ni Juan Carlos ni Sofía.

El pueblo ocupa su casa

Y así llegamos a las primeras líneas de este texto. Anguita quería un acto de inauguración del edificio que huyera de protocolos y presencia de personalidades, dándole un carácter popular porque lo que se inauguraba era la casa de los cordobeses. El día de antes, el 27 de febrero, recibió a exalcaldes y antiguos concejales, mientras que el 28 se reservó a los cordobeses. Y ese día, 5.000 personas acudieron a la inauguración.

Sí hubo autoridades, además de las locales. Se dejaron ver el gobernador civil, Gregorio López; el presidente de la Diputación, Julián Díaz; o el de la Audiencia, Mario Irachera. ¿Y quién más estaba? El obispo de Córdoba, Infantes Florido. Su presencia se tomó como un alivio de esas malas relaciones y significativas son las imágenes de Anguita y el obispo en la azotea de Capitulares, sonrientes, demostrando una especie de reconciliación entre ambos estamentos.

Quien no estuvo fue el presidente de la Junta de Andalucía, por aquel entonces, José Rodríguez de la Borbolla, ni el ministro de Administraciones Públicas, Tomás de la Cuadra. El primero puso de excusa que tenía que ir a los actos del día de Andalucía, el segundo dijo que tenía un debate político. Pero la razón básica que subyace bajo estas ausencias, aparte de ese clima enrarecido con la Iglesia, era que Anguita ya se había postulado como cabeza de cartel de Convocatoria por Andalucía y los ausentes (y los partidos a los que pertenecían) veían en él a un contrincante político en las elecciones andaluzas.

En defensa de lo local

Y con este contexto Capitulares abrió sus puertas. Sonó el himno nacional y luego, Anguita, visiblemente nervioso (la Televisión Municipal conserva imágenes que así lo evidencian), dirigió unas palabras en defensa de la política que se ejercía desde lo local. No era la primera vez que se le escuchaba criticar la actitud laxa de los poderes del Estado con la autonomía municipal, y en ese discurso afirmó que «en la España de hoy tan Estado es un Ayuntamiento como el Ministerio de Hacienda». E insistió en que ese edificio, ese nuevo ayuntamiento, «no lo consideramos propiedad particular nuestra, sino que estamos en ella con la conciencia de ser huéspedes transitorios».

Cuatro décadas después, el actual gobierno municipal estudia buscarle sustituto al actual edificio

El acto se cerró con el himno de Andalucía y, después, miles de cordobeses entraron en el edificio. Tantos eran que se colapsaron las escaleras principales. Estaban también la Coral Ramón Medina y el Centro Filarmónico Eduardo Lucena interpretando piezas como Serenata de la Mezquita, El Vito o, claro está, Soy cordobés.

40 años de historia

Capitulares ha visto pasar por su despacho de Alcaldía a nueve regidores: Julio Anguita, Herminio Trigo, Manuel Pérez, Rafael Merino, Rosa Aguilar, Andrés Ocaña, José Antonio NietoIsabel Ambrosio y José María Bellido. El edificio no puede considerarse antiguo, aunque el devenir de la sociedad y sus avances sí han provocado que, quizá, esté algo desactualizado y que se haya quedado pequeño. Muestra de esto último es que la administración local tiene repartidas delegaciones por toda la ciudad y que en los últimos años se ha hablado en varias ocasiones de la necesidad de llevarse, como mínimo, la parte más política a otras dependencias. José Antonio Nieto planteó la ubicación de Alcaldía, grupos y Protocolo en el mercado Sánchez Peña e Isabel Ambrosio barajó la posibilidad de que la Junta le cediera el edificio de los antiguos juzgados cuando se mudaron a la Ciudad de la Justicia.

Y ahora llega otra propuesta de la mano del popular José María Bellido. El gobierno municipal ha rescatado de un cajón un proyecto que en 1974 el arquitecto Rafael de La-Hoz Arderius realizara a petición del entonces alcalde, Antonio Alarcón. De La-Hoz diseñó un ayuntamiento moderno en los jardines de La Victoria, que nunca llegó a hacerse y, ahora, Bellido estudia recuperarlo.

De llegar a buen puerto, Córdoba contaría con un nuevo consistorio diseñado en los años setenta del siglo XX, pero mantendrá en la mente esa casa de Capitulares, con sus torres del Templo Romano y el recuerdo de cuando 5.000 personas tomaron su casa.

Suscríbete para seguir leyendo

Noticias Relacionadas