Las dos preguntas para Sidenor en Talgo

Quien piense que la operación Talgo ha llegado a su fin una vez que la siderúrgica vasca Sidenor, con el apoyo más que explícito de los gobiernos central y vasco, ha tomado el control de Talgo, se equivoca. Sí. Sidenor ha comprado a Trilantic su 29,8% y es el accionista mayoritario, pero ahora se abren dos incógnitas: una afecta a la gobernanza y la otra al futuro como empresa de Talgo.

• La que afecta a la gobernanza impacta especialmente en los accionistas minoritarios, ese ejército voluntarioso a la búsqueda de rentabilidad que casi siempre sale vapuleado en las grandes operaciones. Unas veces por injerencias y otras por acuerdos lícitos… pero ‘feos’. En este caso, la única realidad para ellos es que ninguna empresa ha podido (o se ha atrevido) a lanzar una opa por el 100% de Talgo, mientras han contemplado cómo otra compañía compra una participación de control. Lo de menos es el precio. Lo principal es que los minoritarios no han podido decidir por sí mismos si vendían o se quedaban. ¿A quién se puede responsabilizar?
• La que afecta al futuro de Talgo es tan relevante como la primera. Sidenor aporta estabilidad a Talgo, que vivía en una zozobra permanente desde que hace dos años Trilantic anunció que quería vender. Además, garantiza ese sello de ‘españolidad’ en el núcleo duro que requería el Gobierno central. Pero el problema industrial sigue ahí. Talgo está al 100% de capacidad, tiene pedidos por 4.000 millones y ya está sufriendo sanciones por incumplimiento en las entregas (la estatal Renfe reclama 166 millones). Necesita fábricas ya. Listas en menos de tres meses. Y eso no lo puede aportar Sidenor ahora mismo. ¿Necesitará Sidenor buscar un socio industrial para Talgo en los próximos meses? ¿Puede que incluso ese socio ya esté casi pactado?