Donald Trump ataca a la prensa de viva voz, en redes sociales, a través de su portavoz, ensañándose e insultando en público a los periodistas, y especialmente a las reporteras, y lanzándose contra medios, profesionales o historias directamente o en los tribunales. Ahora, lo hace también en un portal en la web de la Casa Blanca.
Tras un lanzamiento el viernes salpicado por fallos, este lunes ha aparecido definitivamente la página que la propia Casa Blanca define en una nota de prensa como “un portal de ‘sesgo mediático’ para exponer las noticias falsas”.
Según la definición del comunicado, el portal es “una base de datos pública que cataloga la avalancha de mentiras, distorsiones deliberadas y bulos inventados por “periodistas” activistas y sus medios en declive”.
En realidad, no cuesta encontrar en esa web artículos, periodistas y medios con coberturas que, simplemente, no han sido del agrado de Trump, un mandatario que ha declarado repetidamente a la prensa como “enemigo del pueblo” y que mantiene una relación tensa, conflictiva y a menudo tóxica no solo con los medios sino con la verdad.
«Salón de la vergüenza»
La web incluye secciones como un “salón de la vergüenza” (en un juego de palabras en inglés con los salones de la fama), una lista donde se destaca a quienes van «en cabeza» en noticias falsas según la Casa Blanca y un gráfico que ilustra los “peores infractores” (en los dos últimos encabeza sus críticas ‘The Washington Post’, el diario propiedad de Jeff Bezos)
Hay también una herramienta que permite buscar entre 10 categorías (incluyendo “locura de izquierda”, “mentira”, “mala práctica” y “omisión de contexto”), 21 medios y 57 reporteros, junto a los que se lista genéricamente a las redacciones enteras de BBC, CNN y MSNBC.
Demócratas y medios
El tema que la Casa Blanca ha escogido destacar en el lanzamiento de la web, en la apertura de la página en la sección “infractor de la semana”, subraya una de las muchas partes problemáticas de este proyecto. Concretamente, la Administración acusa al ‘Boston Globe’, a la cadena CBS y al británico T’he Independent’ de distorsionar las llamadas de Trump a “ejecutar” a congresistas demócratas con experiencia militar que grabaron vídeos recordando a miembros de las fuerzas armadas que pueden o deben negarse a cumplir órdenes ilegales.
La Casa Blanca defiende que Trump “nunca ha dado una orden ilegal” y acusa a los “medios falsos” y a los demócratas de “implicar subversivamente” que sí lo ha hecho y de incitar a la “insubordinación”.
Precisamente el viernes, el día en que la Casa Blanca lanzó el portal, se intensificó el escrutinio y la polémica por los ataques letales a las supuestas narcolanchas en el Caribe, que fueron los que movieron a los demócratas inicialmente a grabar sus vídeos. Porque ese día ‘The Washington Post’ reveló que Pete Hegseth dio verbalmente órdenes de matar a todos los ocupantes de las embarcaciones en lo que se ha bautizado como Operación Lanza del Sur.
El 2 de septiembre, en el primero de los ataques, se lanzó un misil que dejó nueve muertos y, cuando se vio que dos supervivientes se aferraban en el agua a los restos de la lancha, se lanzó otro que acabó con sus vidas. Esas revelaciones han llevado a la apertura de investigaciones en el Congreso y han reforzado la idea de que se están cometiendo crímenes de guerra en esta campaña militar de EEUU, cuya legalidad ya ha estado desde el primer momento en cuestión.
Una larga guerra contra la prensa
El lanzamiento de la web representa una escalada en el enfrentamiento abierto de Trump con medios y periodistas que no son afines y en sus asaltos a la libertad de prensa, que la Casa Blanca trata de negar o minimizar equiparando la exposición pública a los medios y la contestación de preguntas con transparencia y verdad.
El mandatario ha presentado en esta segunda presidencia demandas multimillonarias contra medios como ‘The Wall Street Journal’ o ‘The New York Times’ por informaciones que no le han gustado. Por otra parte, ha conseguido que varias grandes empresas mediáticas le paguen millones de dólares para evitar juicios en otras demandas que había interpuesto. Las grandes compañías, en algunos casos, han logrado así también aligerar o eliminar presiones y amenazas que el presidente estaba haciendo contra operaciones empresariales como ventas o fusiones.
Trump nunca ha dejado tampoco de atacar directamente e insultar a los periodistas que hacen preguntas o coberturas que no le gustan. Esos ataques siempre han sido especialmente intensos en el caso de mujeres de la prensa. Solo en las dos últimas semanas ha llamado a una periodista que le preguntó por el caso de Jeffrey Epstein “cerdita” y a otra que preguntó a Mohamed Bin Salmán por el asesinato de Jamal Khashoggi “persona terrible” e “insubordinada”. De la periodista que escribió en ‘The New York Times’ sobre su supuesto deterioro de salud dijo que era “fea, por dentro y por fuera” y a otra que cuestionó sus ataques al proceso de escrutinio de inmigrantes afganos le llamó “estúpida”.
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