Con ‘Amor y sexo en España contado para escépticos‘ (Planeta), Juan Eslava Galán hace un recorrido por la historia fornicadora de nuestro país desde la Prehistoria, cuando “el homínido descubre la posición del misionero”, al cibersexo, que encuentra una aberración. Con dos centenares de libros publicados, apasionado de Edad Media y de la novela histórica, relata la insaciable afición copuladora de los Reyes de España, Austrias y Borbones, y la evolución positiva que en temas de sexo se ha dado en nuestro país. Cuenta que él ya no practica, que le queda la escritura: “Es un consuelo”.
-«A este libro hay que venir con el abecé sexual aprendido». ¿No quiere colaborar a nuestra ilustración y adiestramiento?
-Creo que ya nos hemos incorporado suficientemente al nivel de Occidente o de Europa y ya no hay por qué adiestrar a nadie. Los españoles estamos hoy a la altura de cualquiera.
-Utiliza un lenguaje más que explícito. No sé si es usted un poco ordinario o yo un poco estrecha.
-Es el lenguaje que nos permite usar el árbol frondoso del castellano. Creo que no lo utilizo de modo agresivo, sino con naturalidad. Es simplemente narrativo. Me sale espontáneamente. Ni yo me espanto ni espero que se espanten los lectores.
-Escribe sobre cómo ha evolucionado el sexo en España. ¿Lo sabe de buena tinta? ¿Lo dice por usted?
-Bueno, en parte lo digo por mí. Yo soy víctima de la generación del nacionalcatolicismo, por mi edad, y he asistido, no solo externamente, sino también internamente, a la evolución sexual de los españoles.
-¿Es uno de los escépticos del título de su libro?
-Yo siempre soy escéptico, pero también abro los ojos y veo a mi alrededor los cambios. Un ejemplo: Hace diez o doce años di una conferencia a los clubes de lectura de Castilla-La Mancha, que en un 99 por ciento eran de mujeres. Vino una señora de pueblo y me dijo como con ilusión: ¿Sabe usted, don Juan, que yo tengo un hijo gay? Y pensé: Esta mujer, por su mentalidad y su situación sociolocal seguramente hace veinte años se avergonzaba de tener un hijo maricón, y ahora viene a contármelo con ilusión. Esa es la imagen que yo tengo de cómo hemos evolucionado, incluso mentalmente.
-¿Puede jurar que ya no hay camisones con agujero?
-Eso ya, afortunadamente, se ha quedado en el folklore más antiguo. Yo solo lo he conocido de oídas, afortunadamente.
-¿La postura del misionero es ya solo la forma de dormir de un cura?
-No. Evidentemente, ya se practican más posturas. Pero tradicionalmente, además lo decían los confesores, cualquier otra postura era pecaminosa. La postura del misionero está superada.
-Del Kamasutra ni hablamos.
-Ni mucho menos. El Kamasutra era una cosa completamente foránea y exógena.
-Cuenta de Mesopotamia y Babilonia, de los fenicios y los iberos. ¿Pero qué nos dice del español o la española actuales?
-Bueno, depende de a qué generación pertenezca. De la generación joven no hay nada que decir. Los jóvenes están puestos al día. Para ellos el sexo es como beber agua cuando se tiene sed. Lo practican sin ningún tipo de problema. Nacen enseñados, sobre todo porque están viendo pornografía desde que tienen doce años.
-Pues no comprarán su libro. No lo necesitan.
-Hombre, mi libro siempre es interesante para ver cómo ha sido el devenir histórico.
-Carlos V preñó a la viuda de su abuelo, Fernando el Católico. ¿Pero qué les pasa a nuestras monarquías? ¿Los de ahora lo han heredado de los Austrias?
-Sí, siempre han sido así. El poder tiene un poderoso atractivo y mucho acceso al sexo. Aunque yo creo que los políticos modernos no practican tanto el sexo, con alguna excepción, como el [ex]ministro socialista éste, Ábalos, del que tenemos constancia y referencia. Pero creo que para ellos el atractivo del poder supera al del sexo.
-En cambio, los monarcas, sean Austrias o Borbones…
-Los monarcas siempre han tenido esa tendencia a practicarlo excesivamente. En el libro cuento que a Felipe IV se le atribuyen cuarenta y tantos hijos.
El escritor Juan Eslava Galán en Madrid / Alba Vigaray / EPE
-Es que el emperador Carlos tenía 17 añitos cuando embarazó a Germana de Foix, que contaba 29.
-Encontró una mujer espléndida en la edad perfecta para un mozalbete imberbe como era él. Tuvo que ser la aventura de su vida, claro.
-Parece que en la Historia sexual de España la tradición nunca falla. Fíjese en el Emérito.
-El Emérito ha continuado la tradición de los últimos Borbones, que se encaprichaban de las señoras famosas en el escenario. El abuelo y el bisabuelo iban por el escenario. Y ellos querían tener las mujeres que eran universalmente deseadas. Éste solo ha sido un continuador del resto. El único que ha roto con la tradición ha sido Felipe VI, felizmente reinante, que tiene una moral más parecida a la de su madre. Hacia el padre no parece que apunte. Es un hombre muy centrado.
-¿Si volviera la República aquí se fornicaría más?
-Yo creo que no. El sexo ya no va a cambiar. Como diría Franco, hemos alcanzado las últimas cotas. No tenemos nada que envidiar ni a los suecos ni a ningún país.
-Ha escrito sobre el amor y sexo en España casi 500 páginas. ¿El tamaño importa?
-El tamaño depende de lo que hablemos. El tamaño del libro importa porque te da una información en 500 páginas. Y si hablamos del instrumento masculino, a pesar de todo lo que se dice para consolar a los disminuidos, el tamaño importa. Los disminuidos tienen mil posibilidades, pero digamos que la Naturaleza no les ha agraciado con un buen tamaño.
-La Naturaleza puede dar o negar cualquier tipo de facultad.
-Siempre pensamos que la Naturaleza es pródiga, y al que no le da inteligencia le da apostura. Pero también hay tontos y feos.
-¿Usted es listo y guapo?
-Qué más quisiera yo [ríe].
-¿La aparición de la televisión hizo mucho daño al ímpetu acoplador hispano?
-No. Yo creo que, en términos generales, la televisión ha sido una bendición desde el punto de vista cultural para el español medio. Estoy pensando en la televisión desde que el invento se generaliza, no en los programas basura que hay ahora, que son todo lo contrario. Ha sido un elemento educador fundamental durante muchísimo tiempo. Ahora, desgraciadamente, ha desvariado. Pero la televisión, junto con el hecho de que el español haya viajado al extranjero y que los extranjeros hayan venido a España, ha sido una especie de misionera de la apertura sexual, que ha importado mucho.
-¿Hay zonas de España en las que fornicar más que un pecado es un milagro?
-Siempre se dice que en el Norte se practica menos que en el Sur, pero yo creo que es falso. Que en la práctica depende de los individuos.
-¿Hay lujuria de derechas y lujuria de izquierdas?
-Ya no. Yo creo que eso ya se ha nivelado y no tiene que ver con la ideología. En su momento, sí. En su momento ya sabemos que algunos ministros de Franco cerraban prostíbulos para ocuparlos ellos convenientemente, había esa doble moral en la derecha. Ahora ya la derecha no necesita la doble moral, se ha asimilado en el sexo a la izquierda.
-¿Algunos curas de pueblo tenían más sobrinas antes que ahora?
-No. Creo que entonces, cuando ellos predicaban contra el sexo, se veían obligados a tener sobrinas. Ahora, que ya no predican contra el sexo, lo practican como cualquier hijo de vecino. Ya no tienen familiares raros. Ya pueden tener directamente amantes.
-Dice que el cristianismo es puritano. Pero que Jesús era menos misógino que san Pablo y San Agustín. No obstante, no parece que ninguno fuera un viva la Virgen.
-La misoginia del cristianismo procede de san Pablo y de san Agustín, sobre todo de éste último. Cristo, en lo que sabemos de él, que es a través de los Evangelios, tiene seguidoras que son señoras, tiene apóstolas, se deduce que admite a las mujeres en su círculo. Por lo tanto, no era un hombre que estuviera contra el sexo.
-¿Cree usted que esto lo sabe el Vaticano? Debería avisarles. Porque están contra el sacerdocio femenino.
-El Vaticano lo sabe. Lo que pasa es que es muy carca y está cavando su propia tumba al no admitir el sacerdocio femenino, que tenían que haber admitido hace ya tiempo.
-Esto del cibersexo no es lo mismo, ¿no?
-Yo solo lo conozco a través de lo que he indagado en Internet, porque no tengo ya edad de practicar ese sexo ni tampoco el otro. Pero el cibersexo me parece una aberración. Siempre que la conducta que te lleva al sexo sea corporal, vale. Puede ser un modo de ligar. Pero de otro modo me parece una cosa dañina para los espíritus abiertos.
-Si no tiene edad para el ciber ni para el otro sexo, ¿Por qué escribe de algo que no practica?
-Porque lo que me queda es la escritura. Es un consuelo.
-Es un benefactor de la sociedad dando las claves para ligar en la compra: Carro de Mercadona: poner una piña al revés; Carrefour, bolsa de palomitas; Lidl, sandía; Alcampo, queso; Día, ir a la pescadería. ¿Usted qué súper prefiere?
-Jeje. Yo soy precisamente el que hace la compra en esta casa y suelo hacer compras selectivas, depende de qué cosa compro y en qué lugar. Pero me temo que nunca con la idea de ligar. Ya se me ha pasado la flor.
-De todas las épocas históricas de las que habla, ¿cuál le parece más exótica?
-Quizá el siglo XIV. Había una apertura de miras en Literatura y en sexo tras la que vino el cerrojazo de la época trentina y la Inquisición. El siglo XIV es muy interesante. Se admitía más la homosexualidad y hay datos de la época que nos dicen que la amplitud en el sexo era mucho mayor.
-Dedica atención al Arcipreste de Hita.
-Es un mito. El típico cura ligón, pero suficientemente inteligente como para expresar sobre todo sus fracasos, más que sus éxitos. Es un hombre inteligente que sabe que no se debe chulear de los éxitos. En su Libro del Buen Amor aparecen más fracasos que éxitos. Se está lamentando continuamente.
-¿Cree que ser virgen es un desperdicio?
-Bueno, depende. Hay vírgenes que están orgullosas de serlo, sobre todo mujeres. Creo que hay una asociación de vírgenes cristianas que todavía queda. Debe de ser algo residual de la época nacionalcatólica. Pero claro, me parece un desperdicio. El sexo es una cosa sana que se debe practicar.
