Del enfrentamiento más enconado, la incomunicación absoluta y el cruce de invectivas a volverse a hablar y poner en marcha una nueva mesa de negociación. Así ha evolucionado en apenas una semana, o incluso en veinticuatro horas, la relación entre Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, a cuenta de la dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Comunidad Valenciana, que aboca a un entendimiento entre el Partido Popular (PP) y Vox para investir en las Cortes a un nuevo presidente, que como estipula el Estatuto autonómico debe ser diputado regional, y alejar así el fantasma de un adelanto electoral. Este último lo ha solicitado ya a las claras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Estímulo más que de sobra para los dos líderes de la derecha a la hora de lograr un acuerdo.
Vox, de momento, ha intentado dar un giro a los acontecimientos al apremiar a los populares, en la primera toma de contacto de los equipos negociadores celebrada este viernes, para que designen ya al candidato a suceder a Mazón, y así poder «explorar con él su disposición a acordar políticas que permitan continuar con la reconstrucción de la Comunidad Valenciana y su defensa frente a las políticas destructivas de Pedro Sánchez«.
En realidad, Vox ya logró que Mazón se inclinase este mismo año notablemente hacia sus postulados a cambio de un acuerdo para aprobar los Presupuestos autonómicos que ha sido imposible entre los dos partidos en otras comunidades como Aragón o Extremadura, donde no en vano habrá elecciones anticipadas este próximo 21 de diciembre, tras la convocatoria realizada por la presidenta María Guardiola. El giro de Mazón fue especialmente notable en materia migratoria, donde luego el PP a nivel nacional se ha ido acercando a Vox tras endurecer notablemente su postura sobre deportaciones, recepción de inmigrantes o ayudas sociales para los mismos en el plan presentado recientemente por Feijóo en Barcelona. Y también en materia del pacto verde europeo, que Mazón criticó duramente pese a ser una política defendida por el Partido Popular Europeo (PPE). El candidato con más posibilidades para ser designado, Juan Francisco Pérez Llorca, actualmente secretario general del PP valenciano, se vería en la tesitura de mantener o subir esa apuesta, si bien es un dirigente que ha trabado una buena interlocución con el partido a su derecha.
De la crítica a la llamada
Lo cierto es que el lunes Abascal volvía a defender a Mazón por la gestión de la dana que provocó el año pasado más de doscientos muertos en la provincia de Valencia, y señalaba a Sánchez como el «mayor responsable» de la tragedia. Al tiempo que acusaba a Feijóo de haberle entregado un «balón de oxígeno» al jefe del Ejecutivo y líder del PSOE. Aunque lo cierto es que no fue el líder de la oposición quien forzó en última instancia la renuncia de Mazón, como Génova no niega, sino que el presidente valenciano y del PP en esa comunidad le expresó, al día siguiente del funeral de Estado del pasado 29 de octubre, que ya «no podía más», aludiendo entre otras cosas a la situación de su familia. Todo veinticuatro horas después de tener que escuchar de viva voz (él y también Feijóo) los reproches airados de las víctimas de la riada, durante el acto fúnebre que presidieron los reyes.
En cualquier caso, tan pronto como al día siguiente, se producía una llamada de deshielo entre los presidentes de PP y Vox, breve pero cordial, según relataron fuentes de Génova, y con el propósito de alcanzar un acuerdo. Dado el alza general de Vox en las encuestas, muy pronunciado en las tres provincias valencianas, es el PP el que más tendría que perder a priori de naufragar la negociación y celebrarse unos nuevos comicios, que tendrían lugar posiblemente en abril. Esa eventual cita con las urnas alteraría además, notablemente, el inicio de un ciclo electoral, el que comienza el 21 de diciembre en Extremadura, sigue en marzo en Castilla y León y luego más cerca del verano en Andalucía, en principio bastante favorable al PP y a sus aspiraciones de revalidar las presidencias de Guardiola, Alfonso Fernández Mañueco y Juan Manuel Moreno, respectivamente.
La Comunidad Valenciana, una de las regiones más grandes, pobladas y con mayor peso en el Producto Interior Bruto (PIB) español, tiene por sí misma la capacidad de marcar tendencias, y es a la vez un escaparate que en Génova han lamentado en el último año no poder aprovechar dada la crisis de Mazón y la dana. Una situación agravada hasta el final por las incoherencias en el relato del presidente Mazón sobre lo ocurrido la fatídica tarde del 29 de octubre de 2024, y por la instrucción de la juez de Catarroja que acecha cada vez más al ahora dimitido dirigente popular.
Feijóo, en cualquier caso, tenía decidido que Mazón no repitiera como candidato en 2027, y así se lo iba a comunicar este viernes 7 de noviembre. Antes de que la llamada del líder del PP valenciano, con el que no paró de hablar el pasado sin de semana hasta pactar casi en su totalidad los términos de su salida, cambiase esos planes. Ahora, el futuro de una comunidad tan importante para el PP está más en manos de Vox que nunca.
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