Una nueva clase de robots blandos funcionan sin electrónica, motores ni ordenadores, utilizando únicamente presión de aire. Los robots pueden generar movimientos complejos y rítmicos e incluso sincronizar automáticamente sus acciones.
Un equipo de especialistas de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, logró diseñar robots que no emplean cables, sistemas informáticos ni motores para realizar movimientos. Según un estudio publicado en la revista Advanced Materials, llevan adelante acciones complejas e incluso se sincronizan sin ningún tipo de «cerebro» o mecanismo externo, solamente mediante la presión del aire.
De acuerdo a una nota de prensa, estos robots blandos son una demostración de la «habilidad» del propio cuerpo de la máquina para aprovechar la inteligencia necesaria para actuar. La clave está en una unidad modular de unos pocos centímetros, semejante a una pieza de LEGO, que los autores llaman unidad fluídica multifuncional.
Sin cerebro ni control central
Cada uno de estos bloques puede funcionar a la vez como músculo o actuador, como sensor de presión o contacto, y como conmutador de flujo. Al aplicarse una presión de aire constante, algunas configuraciones de estas unidades entran en oscilación rítmica espontánea: cuando se encadenan, esas oscilaciones pasan a sincronizarse sin necesidad de control central o externo.
Los experimentos incluyeron pequeños robots que saltan, se desplazan o mezclan objetos. Por ejemplo, uno de los dispositivos es capaz de detectar el borde de una mesa y detenerse para evitar caer, mientras que otro logra separar y organizar elementos. Todo se consigue con un suministro de aire constante y un diseño totalmente mecánico de las conexiones entre las unidades: ninguna de las acciones exige software ni sensores electrónicos tradicionales.
Inspirados en la naturaleza
En estos robots la “interconexión” no es una red eléctrica, sino las fuerzas transmitidas a través del cuerpo y el contacto con el suelo: fricción, compresión y rebote actúan como canales de «acople» que hacen que las patas o elementos rítmicos se pongan en fase, tanto para activarse como para sincronizarse con otros dispositivos.
Referencia
Multifunctional Fluidic Units for Emergent, Responsive Robotic Behaviors. Mostafa Mousa et al. Advanced Materials (2025). DOI:https://dx.doi.org/10.1002/adma.202510298
Los expertos creen que este enfoque abre la puerta a máquinas más eficientes y seguras en entornos extremos, donde la electrónica se vuelve vulnerable. Al desplazar la lógica y la toma de decisiones hacia la propia estructura material, las máquinas pueden ser más rápidas y consumir menos energía para comportamientos básicos.
Sin embargo, por ahora las pruebas son a escala de sobremesa y quedan desafíos pendientes para crear robots autónomos y sin necesidades energéticas externas, con un mayor tamaño y pensados para otros contextos. Vale destacar que los robots están inspirados en la naturaleza, en la cual muchas funciones nacen por la geometría y las propiedades materiales, no por un “cerebro” centralizado que las ponga en marcha.
