La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, ha anunciado que la valla fronteriza cercana a México ha empezado a pintarse de negro por orden del presidente, Donald Trump, para elevar la temperatura de la infraestructura e impedir el paso de los migrantes. «Demasiado alto para escalarlo. Demasiado estrecho para atravesarlo y ahora, por orden del presidente, lo pintarán de negro: tan caliente al tacto que los inmigrantes ilegales ni siquiera lo intentarán», ha subrayado en un breve mensaje publicado este miércoles en redes sociales.
En este sentido, Noem ha afirmado que la valla «sirve como un escudo y un símbolo«, mientras que también representa «un monumento al compromiso inquebrantable del presidente Trump» con Estados Unidos y «la seguridad del pueblo estadounidense». Trump ya prometió en campaña electoral que gastaría «cientos de miles de millones de dólares más» para proseguir con la construcción del muro, después de que su predecesor, Joe Biden, paralizara el proyecto iniciado por el republicano durante su primer mandato.
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, el magnate ha impulsado una serie de medidas para endurecer las políticas migratorias para poner fin a lo que ha descrito como una «invasión», entre ellas la deportación de cientos de personas indocumentadas a terceros países, como El Salvador.
España niega que EEUU haya propuesto a España que acepte deportados
La Administración de Donald Trump está persuadiendo a países de todo el mundo para que acepten recibir a personas de otras nacionalidades deportadas por Estados Unidos, ha establecido ya acuerdos con más países, como Honduras y Uganda, y busca sumar a esta política a otras naciones, como España y Ecuador. La ministra de Defensa, Margarita Robles, negó este miércoles que haya una petición formal en este sentido por parte de EEUU. Ese extremo lo divulgó este miércoles CBS News en base a documentos internos a los que ha tenido acceso, en los que figura que, por ejemplo, Uganda ha aceptado recientemente recibir deportados de Estados Unidos naturales de otros países africanos, en tanto en cuanto no tengan historiales criminales.
La información se publica después de que Estados Unidos reanudara el pasado mes de julio los vuelos de deportación a terceros países una vez que la Corte Suprema dio vía libre a la Administración Trump para llevar a cabo estas expulsiones, lo que supuso una victoria para el presidente y sus políticas de mano dura contra la inmigración.
El Gobierno de Honduras, presidido por Xiomara Castro, ha acordado recibir deportados de otros países hispanohablantes de América Latina, incluyendo familias con niños, según CBS, que abundó que el Ejecutivo hondureño aceptó un número «relativamente pequeño» de deportaciones –»solo unos pocos cientos en dos años»-, aunque el documento muestra que podría decidir aceptar más.
Una docena de países
Son al menos una docena de países los que han aceptado o acordado aceptar deportados de otras nacionalidades desde que Trump volvió a la Casa Blanca, y las autoridades de Estados Unidos han estado cortejando «agresivamente» a otros gobiernos, añadió CBS News. Y aseguró, en este sentido, que la Administración republicana ha solicitado a otras naciones como España y Ecuador que reciban a deportados de Estados Unidos de terceros países. Preguntado al respecto, un alto funcionario del Departamento de Estado dijo a CBS News que no comentan el contenido de «negociaciones diplomáticas privadas», al tiempo que añadió que el Departamento de Estado «está haciendo todo lo posible para apoyar la política del presidente de mantener América a salvo expulsando a los inmigrantes ilegales que no tienen derecho a estar en Estados Unidos». Desde que llegó en enero a la Casa Blanca, donde regresó con promesas como deportaciones a gran escala, Trump ha impulsado expulsiones exprés a países como El Salvador, Sudán y Esuatini.