Voluntarios asumen la crisis migratoria en Baleares ante la «precariedad» institucional

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La llegada masiva de pateras a las costas de Baleares, una tendencia en claro aumento, ha puesto de manifiesto una grave situación humanitaria en la que la atención institucional se muestra «precaria e insuficiente». Mientras las cifras de llegadas se disparan, la carga asistencial recae, una vez más, sobre los hombros de asociaciones y voluntarios. Carlos Martín Ciscar, portavoz de la Plataforma Les Balears Acollim, denuncia la «alarmante falta de recursos» que contradice las promesas de las administraciones, a pesar de que la situación era «algo previsible» desde hace meses.

El relato de Martín no es nuevo, sino la crónica de una situación que se repite día tras día, especialmente en los últimos meses. La escena más visible y palpable del drama migratorio en las islas se desarrolla en la zona de la Estación Marítima de Palma. Las personas migrantes, tras ser rescatadas e identificadas en el CATE de Son Tous, son trasladadas en furgones de la Policía Nacional y dejadas a la espera de un ferri que las lleve a la península. Es en este punto, y con regularidad, donde la atención institucional se desvanece y la solidaridad ciudadana toma el relevo.

El portavoz de Les Balears Acollim describe cómo este mismo lunes, 18 de agosto, los voluntarios de la plataforma asistieron a un grupo de casi sesenta personas, entre ellos cuatro mujeres, procedentes de diferentes países, como Somalia, Argelia, Sudán y Pakistán. La escena «se repetirá hoy [por este martes] cuando se espera la llegada a la estación de al menos setenta personas más, tras el rescate de 58 migrantes que navegaban en tres pateras. La situación es de «precariedad de medios, de personal, de Cruz Roja, de material», denuncia Martín, que lamenta la ausencia prácticamente total de la entidad durante las horas en que los voluntarios se encargaron de la asistencia.

Durante la jornada, de 17.00 a 22.00 horas, el grupo de una quincena de voluntarios proporcionó lo que el sistema no había dado: comida preparada (desde ensalada de pasta, hasta carne y fruta) además de agua y la atención necesaria. La ayuda de la Cruz Roja -sostiene- se limita al “kit de siempre”, que en palabras de los ciudadanos, es insuficiente para las horas de espera. Los migrantes, «que en muchos casos llevaban más de un día sin comer y con el agotamiento físico y emocional de la travesía», se vieron aliviados -realata- por la ayuda desinteresada.

Un avance a medias: la apertura nocturna

Según señala Martín, desde las denuncias de diferentes ciudadanos y asociaciones en julio, el único cambio tangible en la situación es la apertura permanente de la Estación Marítima, una medida que la plataforma venía pidiendo para evitar que las personas tuvieran que pernoctar a la intemperie. Aunque este cambio permite a los migrantes resguardarse del frío nocturno, usar los baños y, crucialmente, cargar sus móviles para comunicarse con sus familias, el portavoz subraya que «la atención parece ser la misma». Las promesas de «mejorar las asistencias» hechas por la secretaria de Estado de Migraciones en su visita de hace un mes, y por el Delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Badal, «no parecen haberse materializado a corto plazo», subraya.

El puerto de Palma habilita una estación para alojar durante la noche a migrantes. / APB

El portavoz de Les Balears Acollim reconoce la «buena voluntad» de Rodríguez Badal, y de las instituciones, pero lamenta que la declaración de una «situación de emergencia» que active todos los medios necesarios «no nos consta que se vaya a producir de inmediato». El portavoz sugiere que la movilización de recursos para los incendios en la península podría estar retrasando las medidas, pero insiste en que las instituciones del Estado tienen la capacidad para dar una «respuesta digna» a estas personas.

Saturación

El problema migratorio no solo afecta a los adultos, sino que tiene un impacto directo en el sistema de protección de menores de la isla, que se encuentra al borde del colapso. El Consell de Mallorca, a través de su vicepresidenta del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS), Magdalena García Gual, lanzaba este lunes una seria advertencia: la llegada masiva de pateras podría obligarles a dar un servicio “puramente asistencial» a los menores migrantes que lleguen a Baleares.

Según datos del IMAS, el sistema está en una «situación de saturación sin precedentes», con una sobreocupación del 1.150%. La situación se ha agravado de forma crítica en agosto, con la llegada de 36 niños y adolescentes [en cifras de este lunes] , dato que ya supera el total del mismo mes del año anterior. Esta presión constante pone en riesgo el modelo de atención centrado en itinerarios educativos y de inserción social que la institución venía impulsando, señalan. «Estamos trabajando muy por encima de nuestra capacidad, y los recursos no son ilimitados», subraya Gual, haciendo un llamamiento urgente a la coordinación de todas las administraciones para evitar el colapso.

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