Por ahí te veo sola tantos días, abstraída, ensimismada, con la bolsa de la compra, con la bolsa de la basura, por la misma calle, por la misma acera, en tu silencio siempre. ¿En qué piensas para adentro? ¿En los días y días y más años que le has dedicado a tu partido político, tus sueños de cambios sociales, de acabar con la injusticia, de luchar contra la desigualdad, siempre ahí abajo, militante de base, kilómetros por carreteras para conseguir votos, los fríos, los soles, las veces que no le pudiste dar tu amor y tu persona a tu marido, tus hijos, tus padres, las navidades, los veranos, los cumpleaños? ¿En qué piensas? Te veo silenciosa, perdida la juventud, cambiada en canas, cambiada en arrugas y en cansancios. Te veo mirar para arriba, hacia la cúspide de tu partido, hacia Madrid, tus líderes, sus orgías, sus coches oficiales, sus amantes, sus derroches, sillones vacíos en las Cortes, riendo de tus tantos años de entrega y tus tantos años de fe. ¿Piensas en dónde estarán? ¿En qué prostíbulo, a qué viaje, a qué hotel de veinte estrellas se habrán ido, y putañearán ahora mismo que tú pasas con la bolsa de la compra, con la bolsa de basura, y entras a tu piso de cuarenta años de hipoteca, y te ves en el espejo, y no te reconoces en las fotos, y estás sola, profundamente sola en tu pasado, en tu presente, en tu futuro? ¿Qué sientes de verdad en tu fondo? ¿Qué piensas de tantísimas traiciones? Pero ya no te puedes apartar, porque tu vida ya sólo es el partido al que creíste levantar, al que crees sostener, por el que creerás morir. Le has entregado tanta vida que ya no tienes vida para ti, y estás sola y tú lo sabes, tristemente sola en esa soledad tan dentro de ti misma.
*Escritor
