El nuevo cartel del PSPV ha llamado la atención tanto dentro como fuera del partido. Bajo el lema “Queremos votar” («Volem votar», según el texto original), los socialistas han adoptado una estética que remite directamente al póster neoyorquino que se viralizó tras la victoria del alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani. El paralelismo visual es nítido: el rojo intenso domina toda la composición, la tipografía aparece en mayúsculas compactas, un halo radial enmarca la figura principal y una multitud recortada sostiene pancartas repetidas. El conjunto replica un código gráfico muy reconocible de la movilización progresista global.
Más que un simple guiño, el diseño reproduce una estructura visual ya consolidada. Un lema contundente en la parte superior, una figura en primer plano captada en un gesto simbólico y un fondo de masas convertido en patrón. En ambos casos, la imagen sitúa al liderazgo político en el centro de un clima de movilización colectiva, con una estética que mezcla propaganda clásica y diseño contemporáneo.
El PSPV utiliza este formato en un momento de máxima tensión institucional en la Comunidad Valenciana, con el Consell en funciones tras la dimisión de Carlos Mazón por su controvertida gestión de la dana y con la dirección socialista reclamando una repetición electoral. La campaña se articula en torno a actos públicos y la presentación de mociones para que las corporaciones locales se posicionen sobre la continuidad de la legislatura. En la presentación en Alicante la semana pasada participaron Vicent Mascarell, Rubén Alfaro, José Antonio Amat, Alejandro Luengo y, como invitado inesperado, el veterano Ángel Franco.
Mayoría social
En este contexto, la elección del cartel cobra sentido político. El diseño neoyorquino simbolizaba victoria, mayoría social y una movilización de base que surgía “desde abajo”. El PSPV adapta esos códigos para reforzar un mensaje que busca devolver la iniciativa al electorado en un momento en el que considera que la legitimidad del mandato está agotada. El uso del rojo saturado, del halo y de la multitud repetida no es solo estilístico, forma parte de un marco visual que pretende transmitir energía, urgencia y movilización.
Expertos en comunicación política recuerdan que las campañas no son replicables, pero sí permiten adaptar lenguajes visuales que funcionan como atajos emocionales. En este caso, el modelo neoyorquino aporta una estética reconocible, asociada a participación, comunidad y acción colectiva. La composición funciona como un elemento de activación en un ecosistema político donde la batalla por la opinión pública se decide tanto en los discursos como en las imágenes.
Campaña
La campaña “Queremos votar” busca precisamente eso, unificar un mensaje y proyectarlo desde un imaginario potente. La dirección socialista interpreta que la crisis abierta tras la gestión de la dana y la salida de Mazón ha dejado un espacio político disponible para reclamar una nueva llamada a las urnas. A la vez, el cartel contribuye a situar a Diana Morant en un relato de alternativa, con una estética que acompaña la idea de liderazgo emergente frente a un Consell al que acusan de estar paralizado.
La referencia visual al caso neoyorquino funciona así como una pieza estratégica más, un icono importado y reinterpretado para reforzar un momento de ofensiva política. El PSPV adopta un lenguaje gráfico que ya ha demostrado su capacidad para concentrar mensaje, identidad y movilización en una sola imagen, en una fase en la que los socialistas buscan reordenar el tablero valenciano y reactivar a su electorado.
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