El racista del sector 5 de Mestalla: «Negro de patera! Vete al Bioparc!»

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Llevo más de un año soportando a un racista y homófobo en Mestalla y mis quejas no han dado resultado. Cada minuto que sigue sentado en su asiento es un fracaso de la Liga y del Valencia CF y de una parte de la sociedad que se cree avanzada mientras tolera al racismo con la vieja normalidad. Los hechos están denunciados en la Fiscalía de Odio de València desde el pasado 29 de octubre. De momento, seis aficionados vecinos de asiento se han ofrecido a dar fe de su comportamiento. Mientras la justicia empieza su recorrido, esta pieza en primera persona ya no sólo es una súplica. Se ha convertido en una crónica de cómo hay que sacar a un racista de un campo de fútbol sin ayudas institucionales. Aunque esta historia no va de señalar, va de limpiar

¡Negro de mierda! ¡Vete al Bioparc! ! Gitano! ¡Negro de patera! Los insultos del hombre que se sienta detrás de mí en Mestalla crujen el encéfalo y envenenan la sangre. Uno deja de tener ganas de ir a ver a su equipo. Llevo un año y tres meses soportando su bilis en el cogote y ha llegado el momento de hacerlo público, visto que las instituciones que deberían sacarlo del estadio (LaLiga y el Valencia CF) no lo han hecho. Lo vamos a hacer nosotros: un padre, un hijo y otros vecinos de asiento que se han ofrecido a testificar.

Da igual el nombre de la víctima. Lo que importa es el color, la raza o el lugar de origen. Este abonado del sector 5 de Mestalla denigra a los futbolistas negros, árabes y sudamericanos desde su asiento en la fila 13 del sector 5. También a los vascos. Y a los andaluces. No le importa lo que piensen los demás porque se siente protegido por el ruido. Su reino es su asiento mugriento desde el que infecta el ambiente, delante de adultos, niñas y niños y jóvenes.

Iñaki Williams, en la visita del Athletic a Mestalla en mayo de este año. / Ana Escobar / Efe

Yo lo vivo cada partido y por eso firmo estas líneas. Este es un testimonio de un aficionado en primera persona, que por su condición de periodista tiene un altavoz para hacerlo público. Otros no podrían, aunque el mensaje de esta historia es claro: al final, un grupo de aficionados del Valencia CF nos hemos unido en una causa común. Que quede claro, diáfano, transparente: la afición del Valencia CF no quiere a personas así en sus gradas. Ese es el mensaje final: Mestalla expulsa a los racistas. Este artículo defiende la verdad y a los aficionados que quieren respeto.

Lo estamos haciendo nosotros, los propios aficionados. Así que, si alguien quiere dar lecciones, que empiece limpiando su propia grada

Todos los estadios tienen a su idiota de cabecera. Mestalla no es una excepción. Escuchamos a un aficionado del Barça gritarle “mono, mono” a Vinicius, los cánticos en las puertas del Metropolitano o los insultos racistas a Lamine Yamal de un socio del Real Madrid en el Bernabéu. Nadie se libra, que no vengan ahora los moralistas de turno. Pero esta vez, en Mestalla, al racista no lo ha señalado una cámara ni un futbolista famoso: lo hemos hecho nosotros, los propios aficionados. Así que, si alguien quiere dar lecciones, que empiece limpiando su propia grada.

“Negro de patera” y el niño del Barça

El destino me cruzó con él la temporada pasada. Bastaron dos minutos para maldecir mi nueva ubicación (más centrado, más cerca del césped otra vez), muy cerca de donde yo crecí en Mestalla con los goles de Kempes y a donde regresé llamado por la nostalgia desde mi asiento en el sector contiguo. El debut, ante el Barça, fue una tarjeta de visita totalmente inesperada: “¡No le des la mano, que el moro te mete un navajazo!”, le gritó al valencianista Diego López cuando estrechaba la mano a Lamine Yamal. Después vinieron más insultos al mismo Lamine. Y a Raphinha: “Enséñale (dirigido al árbitro) amarilla por guarro y la roja por negro”, “Te jodes, por negro”, y una de sus frases recurrente: “¡Negro de patera!”. Todo ello a unos metros de un niño de unos 10 años con la camiseta del Barça, incrédulo y asustado, que se giraba mientras su padre, superado por la situación, expresaba un gesto interrogante.

Lamine Yamal, admirado en Mestalla al final del último Valencia CF-Barcelona. / Ana Escobar / Efe

He visto a otros aficionados rivales, o debutantes en esa grada, con la sensación de haber viajado al Neolítico. De mirar al suelo y maldecir no solo su mala suerte, sino a la especie humana. Todos los abonados y aficionados de su radio de acción somos víctimas, de algún modo, de sus gritos de odio.

En su neurótico saco de bichos y serpientes caben todos: «Pagaría 50 céntimos por cada bala en la cabeza de un rojo. Rojo muerto, rojo bueno”

Los insultos continuaron cada partido, de forma reiterada, con la misma saña: “¡Etarras!” (dirigido a los futbolistas del Athletic y ante la presencia cercana de dos seguidores bilbaínos), “¡Gitanos! (a los del Betis)”, “¡Sudacas!” y comentarios como: «Pagaría 50 céntimos por cada bala en la cabeza de un rojo. Rojo muerto, rojo bueno”, soltó un día a no se sabe quién ni por qué motivo, ya que en su neurótico saco de bichos y serpientes caben todos. Hasta un día la tomó también con un futbolista del Valencia CF, Mosquera: “Qué malo es este negro de patera”. A los futbolistas negros, también, les envía con frecuencia al parque zoológico de Valencia (¡Vete al Bioparc!) o a ‘vender CDs a la plaza Redonda». Hay racismo, xenofobia, fanatismo, intolerancia. Es odio disfrazado de hincha de un equipo de fútbol.

El ‘detective’ de la Liga

A los pocos meses de aterrizar en la fila 12 del sector 5, me comuniqué con el Valencia CF. El club me remitió a LaLiga, con la que contacté por medio del canal confidencial creado en su día para denunciar este tipo de actitudes. La Liga tomó nota y envió a uno de sus ‘detectives’ al estadio. Tres visitas en total, una el Valencia CF-Real Madrid, con mensajes de whatsapp cruzados para reforzar la vigilancia.

-«Acaba de gritar 4 veces ‘negro hijo de puta‘, ¿lo tenéis?».

-Hoy no estamos tan cerca de él, no lo hemos podido escuchar.

Sería deshonesto por mi parte afirmar que la respuesta de LaLiga a mi denuncia no fue rápida y fluida. Estuvieron presentes, doy fe. El resultado es otra cosa.

Otra oportunidad perdida, otro “seguimos en contacto”. Hubiese bastado con ocupar el asiento de al lado aquel día, o haber aceptado el mío a cambio de otro, como propuse, para haber recopilado material de sobra y expulsarlo de allí. El día más propicio fue desperdiciado de forma incomprensible. Esta fue la respuesta del contacto de la competición: “Estamos más alejados. La idea era grabarlo y avisar al club, con el que estamos en contacto”. Sería deshonesto por mi parte afirmar que la respuesta de LaLiga a mi denuncia no fue rápida y fluida. Estuvieron presentes, doy fe. El resultado es otra cosa.

«Seguimiento del club y de la policía»

Una fuente autorizada de la Liga me comunicó, el 2 de febrero de este año, que «tras hablarlo con el club y la policía se le va a hacer seguimiento los próximos partidos y si muestra actitudes racistas procederán en consecuencia». Nueve meses y docenas de insultos de odio después, todo continúa igual en el sector 5 de Mestalla.

El Valencia CF estaba al corriente, también, a través del voluntariado que cada partido asiste a los aficionados ante incidencias como este. Aquel día, el del Valencia CF-Alavés, me acompañó un voluntario hasta mi vomitorio y me pidió que le señalase el asiento ‘infectado’. Nada más se supo. Tampoco hay rastro, me cuenta un aficionado vecino, de los dos abonados que ocupaban mis asientos antes de que mi hijo y yo aterrizásemos allí. Ahora entiendo por qué esas dos butacas estaban libres.

Pancarta contra las acusaciones de racismo a la afición del Valencia CF. / Francisco Calabuig / Francisco Calabuig

Insisto: es muy grave que LaLiga y el Valencia CF no lo hayan cazado. Estamos tan ocupados en negar que somos racistas que nos olvidamos de combatir el racismo con la contundencia que merece. Tolerancia cero sería haber llegado hasta el final. Tolerancia cero sería echar mano de las cámaras que apuntan a las gradas y tardar unas semanas en expulsarlo.

Estamos tan ocupados en negar que somos racistas que nos olvidamos de combatir el racismo con la contundencia que merece

A finales de la temporada pasada, opté por grabar los insultos. Ante las dificultades para captarlo con imágenes ‑aseguro que estudié todo tipo de opciones para no ser sorprendido‑, elegí utilizar la grabadora de mi teléfono móvil. De unos 30 partidos, sólo he recogido su voz en cinco ocasiones, pero he reunido material suficiente para cursar la denuncia y ofrecer el sonido a los lectores de Levante-EMV. Hay excepciones en las que este hombre no exhibe su odio: no insulta cuando algún aficionado de raza negra, como ha ocurrido en alguna ocasión, se sienta en su radio de acción.

“Calla, no des por culo”

La visita del Villarreal a Mestalla, hace solo dos semanas, fue otra gran exhibición de odio, esta vez con discusión con otro aficionado añadida. No sólo del protagonista de este artículo, sino de su vecino de asiento, supuestamente su hermano, según los apellidos de las placas de sus asientos que los identifica y que me he tentado a publicar. «Negro de mierda, negro de mierda», le gritó el hermano a Thomas Partey, futbolista negro del Villarreal. «Con cuatro pateras han hecho un equipo«, contestó el protagonista de este artículo.

Mosquera y Coba da Costa, en el Valencia CF-Getafe de la temporada pasada. / Ana Escobar / Efe

La tensión provocó que otro asistente replicara la actitud (está recogido en los audios, con la voz distorsionada para respetar su intimidad, que adjunto con la información): «Es insoportable venir con gente como vosotros. Lo tenéis todo: racistas, sexistas…». La respuesta del denunciado no fue sorprendente: «Para una vez que vienes, cállate. No des por culo. Seguro que no eres ni del Valencia». Hubo más demostraciones de odio sexistas en la ‘conversación’ familiar sobre Partey, acusado por acoso sexual. “Si fuese blanco, le pitarían. No lo hacen porque es negro”. Los insultos continuaron el sábado pasado ante el Betis, esta vez con el futbolista marroquí Abde como diana. No hay tregua.

“No llevo a mi hija”

Ha habido más reprendas de otros aficionados hacia este hombre. Pero sin un respaldo institucional claro, o hay alguien que denuncia o no hay nada que hacer. Un seguidor me confesó el último día, con el partido ya terminado, que no lleva a su hija al estadio para no tener que escucharlo. Mi propio hijo tiene que elegir con cuidado a quién invitar a mi asiento cuando yo no puedo asistir por trabajo, porque llevar a alguno de mis sobrinos lo tenemos ya descartado.

Artículo 510 del Código Penal

Cualquiera que se siente cerca de él sufre especialmente cuando vienen hinchas de otros equipos, porque sabe que nos van a señalar a todos. Vergüenza, es lo que uno siente. No se trata, por tanto, solo de un comportamiento racista, sino también hostigador y persistente, que crea un entorno hostil e intimidante para quienes lo rodean.

La Audiencia Provincial de Barcelona dictó hace solo dos meses una sentencia de un año de prisión y 1.080 euros de multa contra el seguidor del Espanyol que en 2020 simuló gestos y sonidos de primates contra Iñaki Williams

Este patrón de insultos racistas y hostilidad verbal encaja perfectamente con lo que el artículo 510 del Código Penal tipifica como delito de odio. La Audiencia Provincial de Barcelona dictó hace solo dos meses una sentencia de un año de prisión y 1.080 euros de multa contra el seguidor del Espanyol que el 25 de enero de 2020 simuló gestos y sonidos de primates contra Iñaki Williams. Además, la sentencia también impone al condenado la prohibición del acceso a estadios de fútbol de cualquier categoría durante dos años.

Expulsión de Vinicius en Mestalla la temporada pasada. / Biel Aliño / Efe

Cada domingo, Mestalla se me hace menos mi casa. La presencia de este abonado afecta a los espectadores y ensucia la reputación de la afición valencianista, que merece un estadio respetuoso y digno. Cada minuto que este individuo sigue sentado en la grada es un fracaso de la Liga, del Valencia CF y de una sociedad que se cree moderna mientras tolera al racismo con barra libre. El odio se combate de frente, no de reojo. Sin remilgos.

Los insultos de este abonado están documentados en audios que he recopilado desde el final de la pasada temporada. Con este material he presentado una denuncia en la Fiscalía de Delitos de Odio de Valencia, que ya ha abierto diligencias sobre los hechos. Seis testigos respaldan lo denunciado y están dispuestos a declarar. Lo vamos a sacar del estadio. Nosotros, un grupo de aficionados. Mestalla no merece este virus en su grada. El Valencia CF no merece esa mancha en la camiseta. ¡A fer la mà! ¡Go home!

  • Los audios que acompañan esta información corresponden a partidos celebrados en Mestalla desde abril hasta noviembre de 2025 ante el Sevilla, Getafe, Athletic Club, Real Sociedad y Villarreal. Otros audios con contenido racista han sido descartados por la mala calidad del sonido.

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