«Esta mañana he tenido una conversación telefónica muy buena con el presidente Lula, de Brasil. Hablamos de muchas cosas, pero el tema principal fue la economía y el comercio entre nuestros dos países». Donald Trump informó en Truth social sobre el diálogo mantenido con su colega brasileño que parece insinuar un nuevo momento de las relaciones bilaterales que entraron en un momento crítico tras la decisión del magnate republicano de imponer aranceles del 50% de las exportaciones del país sudamericano con un fundamento más político que comercial: los problemas judiciales del ultraderechista Jair Bolsonaro.
A los medios de prensa brasileños no se les pasó por alto que la situación judicial del expresidente, condenado a 27 años y tres meses de prisión por intento de golpe de Estado, no estuvo presente en la charla «muy buena» entre Trump y Lula. El multimillonario también se refirió a la posibilidad de una reunión entre ambos. «Tendremos más conversaciones y nos reuniremos en un futuro no muy lejano, tanto en Brasil como en Estados Unidos. Me gustó mucho la llamada. ¡Nuestros países prosperarán juntos! «. Lula sugirió a la cumbre de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), a finales de octubre en Malasia, como el momento propicio para encontrarse.
De acuerdo con la información del Palacio Planalto, la sede del Ejecutivo, Lula pidió a Trump que suspenda los gravámenes y «las medidas restrictivas aplicadas contra las autoridades brasileñas». Estados Unidos había revocado los visados de los colaboradores de Lula y autorizado sanciones financieras contra Alexandre de Moraes, uno de los jueces del Tribunal Supremo Federal (STF) más activos en el proceso contra Bolsonaro. El tema de la guerra entre Rusia y Ucrania fue también abordado por los dos presidentes.
«El presidente Trump y yo intercambiamos números de teléfono para establecer una vía directa de comunicación«, dijo Lula en X. Según el Gobierno brasileño, Trump designó a su secretario de Estado, Marco Rubio, para continuar las negociaciones entre ambos países. Rubio se había pronunciado en inusitado tono agresivo tras conocerse la sentencia contra el excapitán del Ejército y sus principales colaboradores. El responsable de la diplomacia norteamericana se reunirá con el vicepresidente Geraldo Alckmin, el canciller Mauro Vieira y el ministro de Hacienda Fernando Haddad.
La plática duró una media hora y, según la parte brasileña, se desarrolló «en un tono amistoso». Lula y Trump «recordaron la buena química que tuvieron en Nueva York con motivo de la Asamblea General de la ONU«, consigna el mensaje del Palacio Planalto. En esa reunión de Naciones Unidas, Lula había formulado veladas pero fuertes críticas a Washington por la ruptura de las normas que rigen el multilateralismo.
De acuerdo con el diario paulista ´Folha`, al defender el fin de los aranceles, Lula planteó ante Trump este lunes argumentos ya utilizados por las autoridades brasileñas, «entre ellos que Brasil es uno de los tres únicos miembros del G20 que mantienen un déficit con Estados Unidos en la balanza de bienes y servicios, los otros son el Reino Unido y Australia».
Los términos de la conversación suponen un triunfo político de Lula, al menos en el frente interno y, a la par, una doble derrota para el bolsonarismo más radical que presionaba por mayores sanciones y constata que el nombre de su líder ni siquiera fue tocado en los 30 minutos de conversación al más alto nivel. Para ´Folha`, en la charla quedó demostrado que la cuestión Bolsonaro «ha perdido importancia en el Gobierno de Estados Unidos«. Meses atrás, el propio Trump consideraba al expresidente un «perseguido».
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