Para que no se olvide la memoria de nuestras abuelas

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Por Eduardo “Lalo” Vijande Lombardía

Profesor. Taramundi, Asturias. España

     Siendo las doce de la mañana, en “A Pontenova”, concejo de Lugo, y en una sala abarrotada de gente, nos dimos cita amigos, vecinos, gentes de la cultura y amantes en general de este territorio para asistir a la presentación del libro “Para que non estiñe a memoria das avoas” basado en la memoria de Perfecta Ogaza Fontangordo (conocida familiarmente como Pichula), una mujer del vecino pueblo de Souto de Mogos.

     Abrió el acto Darío Campos, alcalde de “A Pontenova”, introduciendo el contenido del libro y presentando a los restantes integrantes de la mesa. Campos recordó el impacto causado por la lectura de “Memorias dun neno labrego” y su identificación con el protagonista.

     A continuación, Valentín García, secretario Xeral da Lingua da Xunta de Galicia, hace referencia a esas sensaciones que atesoran los nacidos en el medio rural, portadores de unas vivencias que ya pertenecen a un pasado enclaustrado en el tiempo, sólo revividas a través de algunos festejos y en el folclore y el acervo popular. Se detuvo en estos enclaves tan particulares del oriente gallego.

     Belén Castro, profesora de la USC y exvicedecana de la facultad de Ciencias de la Educación de Santiago de Compostela ofreció un resumen de la trayectoria profesional y literaria de la autora.

     Por último, la autora, Xulia Marqués Valea expone sus intenciones a la hora de llevar a cabo este trabajo. Justifica su intención de contar los hechos en primera persona y en el dialecto de la zona para reproducir fielmente los sentimientos de la protagonista; expone el método de trabajo y sus sensaciones personales a lo largo de este período de tres años. Explica cómo la idea surge a raíz de una conversación con Miguel, el hijo más joven de la protagonista, en Taramundi, pueblo limítrofe con Puentenuevo, en la vecina Asturias, donde comenzaron tantas cosas.

     En el transcurso del acto, los asistentes completaron su experiencia con la observación de distintas aportaciones videográficas en una pantalla situada tras los intervinientes.

     No podía faltar la música popular que corrió a cargo de la “Colexiata del Sar”.

     Cerró el acto Aurora Rojas Ogaza que agradece la asistencia de los presentes, con mención especial a todos aquellos que colaboraron en el trabajo, en el cual desempeñó el ya citado Miguel una parte fundamental y Pichula que, como toda abuela rural, disfrutó de manera especial aportando sus experiencias.

     En suma, un acto entrañable, lleno de morriña en el que la mente de cada asistente viajó por los rincones de su propio pasado.

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