Murió la actriz Claudia Cardinale, una leyenda del cine italiano

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La actriz Claudia Cardinale murió a los 87 años en la región de París, en Francia, donde vivía. Fue una leyenda del cine italiano. Su voz grave, característica, se la escuchó en clásicos como y El gatopardo, ambas de 1963.

La muerte de Cardinale fue confirmada por su agente. Durante sus años dorados fue presentada como la rival de otra bomba sexual, la francesa Brigitte Bardot, aunque ella negó que hubiera algún enfrentamiento entre ambas. En verdad, fueron grandes amigas y aparecieron juntas en Las pistoleras (1971).

Claudia Cardinale en el Festival Internacional de Cine de Cannes, 1998.

La italiana más bella

Sus planes de ser maestra fueron dejados de lado en 1957, cuando ganó el concurso La chica italiana más bella de Túnez, país en el que había nacido el 15 de abril de 1938, en La Goulette (La Goleta), un puerto de Túnez, hija de padres sicilianos.

Claudia Cardinale en un homenaje de la Mostra de Valencia en su ceremonia de clausura en el 2000. Foto: EFE

Fue en la embajada de Italia en Túnez donde la eligieron «la italiana más bella de Túnez». Su premio fue un viaje a Venecia durante el Festival de Cine. Después del festival, le ofrecieron papeles en películas, pero los rechazó y regresó a Túnez.

Sin embargo, seis meses después, un productor la convenció de una carrera cinematográfica y se fue a Roma con sus padres (su papá era un trabajador ferroviario), dos hermanos y una hermana, alquilándose una casa en Castel Giubileo, un pequeño pueblo a las afueras de Roma.

Ya a comienzos de 1960 era una de las actrices más solicitadas por los directores de cine. El productor Franco Cristaldi fue quien la descubrió, y sería su mentor. Con él estuvo casada de 1966 a 1975.

Claudia Cardinale con el director de cine Bernardo Bertolucci y sus premio Rudolf Valentino, 1999. Foto: AP

Bomba sexy sin desnudarse

Cardinale hablaba francés, italiano, inglés, español y árabe, debido a su crianza en Túnez. Aunque fue una figura rutilante, no solamente por su belleza, nunca apareció desnuda, ni siquiera en topless.

“Nunca sentí que el escándalo y la confesión de intimidades fueran necesarios para ser actriz. Nunca me he revelado, ni siquiera mi cuerpo, en las películas. El misterio es muy importante», dijo en una oportunidad. Si no sos inglés, sos extranjero, así que tenés debes ser sexy. Es un viejo cliché británico».

Pero por obligaciones de la época, y para preservar su “figura”, debió firmar un contrato que le prohibía cortarse el pelo, casarse o subir de peso. Por ello, les contó a todos que su hijo recién nacido, Patrick, que había sido producto de una violación de un productor de cine, era su hermanito. Sus padres se hicieron cargo de su crianza, mientras ella empezaba su carrera cinematográfica. No le reveló la verdad a su hijo hasta que cumplió 19 años.

Claudia Cardinale recibe un Honorary Award en la 5th Annual Academy of Motion Picture Arts and Sciences Governors Awards, en 2013. Foto Reuters

El famoso director de fotografía Conrad L. Hall la describió como «el sueño de cualquier camarógrafo, una pieza perfecta de la naturaleza; es fácil fotografiarla».

Considerada durante mucho tiempo una de las grandes bellezas del mundo, apareció en más de 900 tapas de revistas en más de 25 países.

Cardinale prefería que la llamaran por sus iniciales: CC. Como tenía una voz profunda y hablaba italiano con un marcado acento francés, su voz fue doblada en sus primeras películas. «No hablaba ni una palabra de italiano hasta los 18. ¡Tuvieron que doblar mi voz en mi primera película italiana!», recordaba. La pantera rosa (1963) iba a ser su primer papel en inglés; sin embargo, su voz terminó siendo doblada.

Claudia Cardinale en Roma, por 1966. Foto AP

Al año siguiente de su paso por Venecia, ya tenía un rol importante en Los desconocidos de siempre, junto a Marcello Mastroianni y Vittorio Gassman, bajo dirección de Mario Monicelli. Esa película le abrió la puerta a la industria del cine.

Su impresionante filmografía a lo largo de más de cinco décadas de carrera incluye papeles en algunas de las mejores películas de algunos de los directores más destacados de todos los tiempos, como (1963), de Federico Fellini, El gatopardo (1963) y Rocco y sus hermanos (1960), ambas de Luchino Visconti, Érase una vez en el Oeste (1968), de Sergio Leone, y Fitzcarraldo (1982) de Werner Herzog. Además de sus incursiones hollywoodenses, como la mencionada La pantera rosa y Blindfold (1965).

«Luchino Visconti me quería morena, para Federico Fellini tenía que ser rubia; por aquel entonces tenía el pelo largo y me lo teñía constantemente. Los dos directores eran completamente diferentes, creo que casi se odiaban… Fellini no podía filmar sin ruido en el set. Con Visconti era lo contrario, como hacer teatro. No podíamos decir una palabra», contó.

Y ha participado en cinco películas con Marcello Mastroianni: la mencionada Los desconocidos de siempre (1958), El bello Antonio (1960) -verdaderamente, su primer rol protagónico, como su esposa-, (1963), La piel (1981) y Enrico IV (1984).

Claudia Cardinale en «The Professionals» con Burt Lancaster

También tuvo como protagonista en el cine a figuras como Burt Lancaster, Alain Delon, Henry Fonda y Charles Bronson.

Entre las excentricidades que suelen tener las estrellas -o al menos, que las hacen saber para volverse precisamente exóticas- Cardinale comentaba que le gustaba beber un martini seco antes de cenar, caviar como aperitivo, langostas, ostras y mariscos, y un filete a la Fiorentina. En cuanto al vino, prefería un tinto intenso.

Cardinale también tuvo un breve vínculo con la música, cuando apareció en la tapa del disco Blonde on blonde (1966), de Bob Dylan. Como la foto había sido usada sin su consentimiento, tuvieron que eliminarla en las siguientes ediciones.

Renegaba de los retoques estéticos. «Me reconozco y es suficiente, nunca he querido retoques ni cirugía plástica», dijo en sus últimos años.

Fue miembro del jurado del Festival de Cine de Cannes en 1993, y era Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO para la Defensa de los Derechos de la Mujer desde el año 1999.

Lejos de retirarse por completo, Cardinale continuó activa durante los últimos años. En el año 2020 actuó en la serie suiza Bulle y en una película de Netflix, Rogue City. Su última película fue el drama The Island of Forgiveness (La isla del perdón), de 2022, dirigida por el tunecino Ridha Behi, que fue presentada en el Festival de El Cairo, y recibió un homenaje en su ciudad natal. El filme tuvo un paso corto por pocas salas de cine y no estrenó comercialmente en la Argentina.

No hace mucho, en 2023 el Museo de Arte Moderno de Nueva York organizó una retrospectiva de su obra cinematográfica, y restauró varias de sus películas.

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