Bolsonarismo sin Bolsonaro

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En un fallo histórico, la Corte Suprema de Justicia de Brasil condenó al expresidente Jair Bolsonaro a 27 años y tres meses de cárcel por golpismo. 

El fallo final fue de cuatro jueces a favor y uno en contra de la condena de Bolsonaro y otros siete acusados de intentar dar un golpe de Estado el 8 de enero de 2023 y de querer asesinar al actual presidente Luiz Inacio Lula da Silva

Según la prueba recopilada en el juicio, el golpe no tuvo éxito por la negativa de los jefes del Ejército y Aeronáutica, pero el peligro fue muy real. En el caso de Bolsonaro, el juez relator, Alexandre de Moraes, consideró el agravante de que la acusación lo ha considerado líder de una organización criminal que conspiró para intentar impedir que el actual mandatario le sucediera en el poder tras ganar las elecciones de octubre de 2022.

Bolsonaro es el tercer ex presidente en ir a la cárcel, luego de los casos del propio Lula y de Fernando Collor de Melo. Sin embargo, son todos casos distintos. 

Bolsonaro fue condenado por golpista e intento de asesinato, y no por corrupción. En el caso de Collor de Melo, fue presidente entre 1990 y 1992, cuando fue destituido por un juicio político. Y condenado recién en 2023 por el Tribunal Supremo a 8 años y 10 meses de prisión por una enorme cantidad de pruebas que acreditaron corrupción y lavado de dinero. Por tener 76 años y problemas de salud, Collor de Melo cumple desde abril prisión domiciliaria en su mansión de Maceió, en el nordeste de Brasil. 

En el caso del actual presidente, quien tuvo sus dos primeros mandatos entre 2003 y 2010, fue condenado en 2017 por supuestos hechos de corrupción relacionados al caso Lava Jato, y a empresas constructoras. Se le endilgaba haber recibido un departamento en Guarujá, costa de San Pablo, como prerrogativa, pero nunca se pudo probar el delito. Finalmente, fue condenado por “íntima convicción” del juez y no por pruebas. Pasó más de un año y medio en una celda de la Policía Federal de Curitiba, y puesto en libertad en noviembre de 2019 porque el Tribunal Supremo consideró irregular y nulo todo el proceso judicial. 

Ahora, ya condenado Bolsonaro, lo que vendrá es una dura discusión en el Parlamento, con toda la derecha unida buscando una amnistía para su líder. Pero el Tribunal Superior ya dijo que ese remedio legal no es aplicable constitucionalmente a los delitos en juego. 

Por eso, también empezará ahora la carrera para sustituir a Jair Mesías al frente del bolsonarismo, que se fagocitó a la derecha “democrática”. De hecho, ya prácticamente desaparecieron el Partido de la Socialdemocracia Brasilera (PSDB) y el Partido del Movimiento Democrático Brasilero (PMDB). Lo que ha quedado es solo la extrema derecha, encabezada por el gobernador del estado de San Pablo, Tarcisio de Freitas, por un lado, y por otro lado por los hijos del propio Bolsonaro. Flavio Bolsonaro, el senador, se puso al hombro la campaña denunciando una supuesta persecución judicial contra su padre. Su hermano Eduardo, diputado y prófugo de la justicia en Estados Unidos, lo acompaña y hasta se anima a lanzar una eventual candidatura para las elecciones presidenciales del año que viene. 

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