El Gobierno verá como este miércoles, salvo giro de guion de última hora, como la ley para reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales descarrila. Junts ha comunicado formalmente al Ministerio de Trabajo que se mantendrá en el ‘no’ a la norma y que no retirará su enmienda a la totalidad, según reconocen fuentes del departamento de Yolanda Díaz. Sus votos, sumados a los de PP y Vox, sumarán una mayoría suficiente para tumbar el proyecto normativo.
Las conversaciones que durante los últimos días han acelerado desde el Ministerio de Trabajo no han surtido efecto. Las negociaciones lideradas por el secretario de Estado, Joaquín Pérez Rey, con el grupo parlamentario de Junts, liderado por Míriam Nogueras, no han variado las posiciones del partido conservador catalán, que hasta ahora se ha mostrado contrario a una norma que cuenta con el rechazo en bloque de las dos patronales catalanas.
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ya avanzó a finales de la semana pasada que si su ley para reducir la jornada perdía ese ‘primer asalto’ volvería a intentarlo y llevarla de nuevo, en unas semanas, al Congreso. Este presumible revés complica que, tal como está recogido en el pacto de investidura, la disminución del tiempo de trabajo esté en vigor antes de finalizar el año.
Díaz ya tuvo que posponer a finales de verano la votación en el Congreso de la que pretende que sea su ley estrella esta legislatura. No contaba con los apoyos necesarios de una norma que le ha costado incluso que le apoyen sus socios del PSOE. A la vuelta de las vacaciones la maquinaria parlamentaria se ha reactivado y este miércoles está previsto que se sometan a votación las enmiendas a la totalidad presentadas.
En los cuarteles generales tanto de patronales como de sindicatos hacía días que asumían que la norma tenía más números de descarrilar que de prosperar. Lo han vivido desde posiciones muy diferentes, entusiasmados los primeros y contrariados los segundos.
Ola de movilizaciones
CCOO y UGT han hecho este mismo lunes por la mañana un último llamamiento a Junts para que dejara al menos el trámite de la ley, que no la tumbara a la primera de cambio. Los posconvergentes no han cedido, muy alejados de los postulados que pactó en diciembre de 2024 Trabajo con las centrales.
Este miércoles el Congreso sumará una mayoría de diputados en contra de una norma que, demoscópicamente, reúne una mayoría de partidarios entre la sociedad. Incluso entre los partidos que votarán ‘no’ a la misma, según las últimas estimaciones del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO).
A esa contradicción se han pretendido agarrar los partidarios de una ley que permitiría reducir la jornada laboral de más de 12 millones de asalariados en toda España, a costa de aumentar los costes a miles de empresas. Los sindicatos iniciarán una ola de movilizaciones para presionar a los partidarios del ‘no’ una vez la norma pierda ese ‘primer round’.
Los diputados de Junts son claves para el éxito o fracaso de la norma y Trabajo no ha logrado convencerlos. No ha sido suficiente el ofrecimiento de ayudas para paliar los sobrecostes en las pymes que han planteado los de Yolanda Díaz. Foment del Treball y Pimec, las patronales catalanas, se han mostrado rotundamente en contra de la medida y Junts ha cerrado filas con ellas.
No será el final del proyecto de ley, pues Díaz sostiene que volverá a intentarlo. Pero esta primera derrota complica su entrada en vigor y aumenta la incertidumbre que sobrevuela la negociación colectiva. Los agentes sociales reconocen que no saber qué acabará pasando (si el Ejecutivo renunciará o si finalmente la ley prosperará) está complicando la renovación de convenios y enturbiando nuevas subidas salariales. Lo que allana el camino para conflictos laborales y huelgas, tras un lustro de una paz social bastante extendida.
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