El calor extremo y la sequía han puesto en jaque la fauna silvestre en el sur de España. Frente a esta realidad, la instalación de bebederos artificiales en entornos rurales y naturales se ha convertido en una solución sencilla pero eficaz para garantizar el acceso al agua y, con ello, la supervivencia de numerosas especies.
«Los bebederos no son simples puntos de agua: se convierten en auténticos refugios de vida para aves, mamíferos, reptiles e insectos, especialmente durante los meses más cálidos», destaca Elena Mancera, técnico superior en Medio Ambiente y Paisajismo y portavoz de la Fundación Somos Naturaleza (FSN) de Montilla.
En efecto, esta medida no solo sostiene la biodiversidad local, sino que «también reduce conflictos con la agricultura, evitando que la fauna acceda a fincas en busca de agua», señala Mancera, quien recuerda que estos dispositivos facilitan tareas de seguimiento y conservación, ya que permiten monitorizar la actividad de las especies mediante cámaras o registros.
La iniciativa responde, pues, a la creciente escasez de agua en los paisajes agrícolas y urbanos de Montilla, especialmente agravada durante los meses de verano.
Pero el compromiso no se queda en la colocación de los bebederos, sino que implica a agricultores locales, que se convierten en guardianes del entorno. Entre ellos se encuentran Rafael Ponferrada, de Bodegas El Calabozo; la familia Gálvez Criado, de Hacienda Bolonia; Santiago Jiménez, de Lagar Cañada Navarro; o Ángela Jiménez, de Lagar Los Raigones.