Por Mariano Saravia
Magister en Relaciones Internacionales
Tras casi dos años de guerra entre Israel y Hamás, Gaza está en ruinas, y más de 60.000 personas han muerto, 18.000 de ellas niños, según UNICEF.
El Diario de Carlos Paz tuvo la oportunidad de participar virtualmente de una conferencia de prensa organizada por la ONG American Community Media (ACoM), y el medio comunitario Hispanic LA de Los Ángeles.
Allí participaron Alex de Waal, director ejecutivo de la Fundación para la Paz Mundial, World Peace Foundation, experto en hambrunas y atrocidades masivas, y también profesor de investigación en la Fletcher School of Law & Diplomacy, Tufts University. Él dijo: “Antes de octubre de 2023, la situación en Gaza, aunque dependiente de suministros controlados por Israel, mostraba buenos niveles de salud y nutrición. Tras el 7 de octubre, Israel impuso primero un asedio total y luego uno parcial, restringiendo severamente la entrada de alimentos, agua, medicinas y otros bienes esenciales, mientras realizaba una ofensiva militar que destruyó infraestructuras clave para la supervivencia. Esto provocó desplazamientos masivos y un colapso humanitario. Entre noviembre de 2023 y diciembre de 2024, el sistema IPC (herramienta de la ONU para medir seguridad alimentaria) detectó niveles cercanos a la hambruna, aunque esta no se declaró oficialmente, en parte porque Israel limitó la recopilación de datos al no permitir la entrada de periodistas ni trabajadores humanitarios”.
De Waal siguió contando, en orden cronológico: “A partir de marzo de 2024, la situación empeoró drásticamente con un colapso total del suministro de alimentos. Aunque en mayo se permitió la entrada limitada de ayuda, esta fue insuficiente. Las personas más pobres fueron las más afectadas por la distribución desigual de alimentos. El IPC advirtió recientemente que se está desarrollando el peor escenario de hambruna y se viene una escalada inminente en la crisis, especialmente con el aumento de niños muriendo de hambre”.
Sobre la próxima ocupación de la ciudad de Gaza y el uso del hambre como método genocida por parte de Israel, Alex de Waal dijo: “Creo va a ser un verdadero desastre. La población de Gaza ha sido empujada más allá del abismo. Obligarlos a desplazarse una vez más es un desastre. El principio fundamental del humanitarismo es el principio de humanidad. El momento en que realmente se ve la hambruna es cuando, en lugar de que una familia pueda compartir el pan, se pelea por él. Cuando se produce esa ruptura, la línea divisoria entre el ser humano y el animal. Pasó con las hambrunas en Bengala, India, el asedio de Leningrado, la Gran Hambruna Holandesa, y toda la historia de Irlanda. Y una de las cosas que realmente resalta es la sensación de humillación y deshumanización que conlleva la hambruna, cuando te obligan a hacer cosas deshumanizantes. Y es fundamental para la experiencia. Así que cuando veo los informes de Gaza, y oigo estas palabras sobre humillación y deshumanización, es lo que nosotros, como científicos sociales, historiadores y antropólogos sociales, entendemos por hambruna”.
El mundo no ve a los palestinos como humanos
Otra participante fue Budour Hassan, investigadora sobre Israel y Palestina de Amnesty International, quien señaló: “El tejido social de Gaza se ha roto: la lucha por sobrevivir ha reemplazado la tradicional solidaridad comunitaria. Durante un breve alto el fuego (enero a marzo de 2025), la población intentó recuperar restos de vida, pero Israel siguió negando la entrada de maquinaria para reconstrucción, viviendas temporales y acceso a tierras agrícolas, muchas de las cuales fueron arrasadas deliberadamente. El sistema de distribución de ayuda se convirtió en un mecanismo fallido, militarizado y caótico, donde la gente competía violentamente por comida, y muchos murieron o resultaron heridos en el intento. Testimonios recogidos por Amnistía revelan una deshumanización total, con personas sintiéndose tratadas como animales o incluso peor, con alimentos manchados de sangre de quienes murieron por alcanzarlos”.
En conclusión, Hassan dijo: “Permitir la entrada de más alimentos no es suficiente: es necesario un alto al fuego real y acceso a atención médica. Recuerdo una madre que dijo que no siente que el mundo vea a los palestinos como humanos. Eso lo resume todo”.
Es un genocidio, no una guerra
El tercero en hablar fue Afeef Nessouli, voluntario que estuvo trabajando en Gaza y contó: “Estuve en Gaza entre el 27 de marzo y el 3 de junio de 2025, y desde mi llegada, observé que la población ya sufría hambre severa, con personas visiblemente desnutridas, incluyendo amigos cercanos. Yo incluso, con privilegios relativos, pasé hambre y perdí peso. Trabajé con organizaciones locales como GLEIA y con médicos de hospitales como Al-Aqsa y Nassir, donde fui testigo directo de pacientes desnutridos con heridas graves que no podían ser tratados adecuadamente por falta de suministros médicos básicos, incluida la morfina. Vi como los soldados israelíes disparan deliberadamente contra civiles que intentaban obtener alimentos de centros de distribución. Es mentira que eran combatientes de Hamás. Las personas actúan por desesperación tras meses de hambre, sin conspiraciones, sino como resultado directo de un entorno creado intencionalmente por Israel para llevar al límite a la población civil. Lo que yo vi en Gaza es una forma de tortura y genocidio intencional, con múltiples mecanismos simultáneos dirigidos a eliminar y deshumanizar a un grupo. Pero a pesar de este sufrimiento, resalto la resiliencia, generosidad y vitalidad del pueblo palestino, el mundo solo conoce su muerte, pero ignora su vida y humanidad”.
Budour Hassan, por su parte, criticó la narrativa simplificada del conflicto como una guerra entre Israel y Hamás: “Israel está cometiendo un genocidio, y Hamás también ha cometido graves violaciones, muchas veces contra los propios palestinos. Por esto llamo a los periodistas a mostrar el espectro completo de la humanidad de Gaza, y a usar los términos correctos como hambruna y genocidio”.
Por último, Afeef Nessouli cerró la conferencia: “Hay que tener respeto al hablar de esta circunstancia, que es un genocidio. Es un genocidio. No es una guerra”.