Washington activa el nuevo plan arancelario del presidente Donald Trump, una medida de gran calado económico que ya ha despertado inquietud en los mercados financieros, gobiernos aliados y analistas económicos. La estrategia, que impone un arancel mínimo del 10% a todas las importaciones y tipos superiores al 15% para países con superávit comercial con Estados Unidos, marca un nuevo episodio en la política económica proteccionista del actual Gobierno estadounidense.
Aunque la Unión Europea alcanzó a finales de julio un acuerdo con Washington para evitar un conflicto comercial directo, la situación dio un giro en las últimas horas. El presidente Trump amenazó con imponer aranceles del 35% si el bloque comunitario no cumple con la inversión pactada de 600.000 millones de dólares en territorio estadounidense.
Desde la firma Lazard, sus expertos alertan de que, aunque el acuerdo con Europa haya sido menos agresivo de lo previsto inicialmente, no está exento de consecuencias: “los nuevos términos suponen una carga para el crecimiento europeo, un impulso a la inflación estadounidense y una presión a la baja sobre los márgenes empresariales a ambos lados del Atlántico”.
Impacto en la inflación y crecimiento
La subida de precios como consecuencia directa de los aranceles se sitúa en el centro de las previsiones. Lazard estima que este aumento llevará a la Reserva Federal (Fed) a mantener sin cambios los tipos de interés durante lo que queda de 2025. A su vez, prevé que el Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos se desacelere debido al empobrecimiento relativo de los trabajadores: “los salarios no están subiendo al mismo ritmo que los precios”.
Además, las restricciones a la inmigración impuestas por la Administración Trump añadirán una traba adicional al crecimiento, reduciendo el potencial del PIB a una horquilla entre el 1,2% y el 1,5% anual.
Proyecciones sombrías para el PIB global
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha realizado un ejercicio de cuantificación del impacto potencial de los aranceles. En un escenario base con un arancel uniforme del 10%, el PIB mundial podría contraerse un 0,70% y el de EEUU, un 0,82% solo en el primer año. Si se aplica un 25% a Canadá y México, un 15% a Europa y un 145% a China, la caída del PIB global escalaría hasta el 3,38%, y el estadounidense, hasta el 3,78%.
Los analistas de Fedea advierten del riesgo de una «espiral de represalias», un fenómeno clásico en las guerras comerciales, que podría doblar el daño económico estimado inicialmente.
«Los aranceles redistribuyen la actividad, encarecen el consumo y reducen la renta real del país que los impone. El mayor perdedor de una guerra comercial es, en última instancia, el que la inicia», concluyen.
La curva de bonos anticipa estanflación
Las señales de alarma también llegan desde los mercados financieros. La gestora Muzinich & Co señala que la curva de tipos en los bonos del Tesoro de EEUU refleja ya un temor creciente a la estanflación, una combinación de estancamiento económico con inflación elevada. Según sus modelos, el PIB estadounidense se reducirá un 0,4% a largo plazo, mientras que los precios se estabilizarán en niveles un 1,8% más altos que el promedio anterior.
Desde la filial de Natixis, Ossiam, el economista Patrick Artus añade que la inflación aumentará de forma “significativa pero transitoria”, situándose en torno al 3,4% a finales de este año.
Europa: crecimiento débil, tipos bajos
Por su parte, Chris Iggo, director de inversiones de AXA Investment Managers, sostiene que si bien Estados Unidos ha cerrado acuerdos con sus principales socios, la incertidumbre comercial sigue golpeando la inflación. Prevén que la Reserva Federal mantendrá los tipos más altos de lo que se esperaría en un entorno sin tensiones comerciales.
En Europa, sin embargo, la combinación de tipos de interés bajos y un posible estímulo fiscal alemán podrían contrarrestar, parcialmente, el lastre que supondrán los nuevos aranceles estadounidenses para el crecimiento del Viejo Continente.
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