Los nuevos aranceles de Trump entran en vigor, con el acuerdo entre Estados Unidos y la UE sin cerrar

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Este jueves entran en vigor los nuevos aranceles que Estados Unidos impone a las importaciones globales y que serán del 15% para los productos europeos, a falta de cerrar los detalles de un acuerdo comercial en el que trabajan contra reloj los equipos negociadores de la Comisión Europea y la Casa Blanca

Tras su reunión con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el pasado 27 de julio, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen aseguró que el acuerdo alcanzado por ambas partes aportaba «certidumbre en tiempos de incertidumbre». Ese pacto político, insistió la alemana, ofrecía «estabilidad y previsibilidad a los ciudadanos y las empresas de ambos lados del Atlántico». 

Sin embargo, tres semanas después, los negociadores europeos y estadounidenses no han cerrado el texto del acuerdo, en forma de declaración conjunta. Con buena parte de los detalles por cerrar, lo único que está claro es que a partir de este jueves, las exportaciones europeas a Estados Unidos se verán sometidas a un arancel del 15%. A menos que Trump cumpla su amenaza de subirlo al 35%, si la UE no cumple su parte del trato. 

Excepciones a los aranceles

Von der Leyen anunció entonces que la UE había logrado arrancar excepciones al 15%. Bruselas y Washington se comprometieron a mantener los aranceles a cero a ambos lados del Atlántico para productos considerados como estratégicos. Entre ellos, están los aviones y sus componentes, algunos productos químicos y medicamentos genéricos, y también ciertas materias primas. 

Fuentes comunitarias han asegurado que trabajan para incorporar más excepciones a esa lista que será, esperan, mucho más amplia en la declaración final. Sin embargo, esas mismas fuentes reconocían que en algunos casos, donde la UE no aplicará tasa alguna, Estados Unidos seguirá imponiendo el arancel que aplicaba previo a la guerra comercial, siempre y cuando sea igual o inferior al 15% máximo. 

Esas mismas fuentes admiten también que hay productos que se quedarán fuera del comunicado conjunto. «No todos los productos que nos interesa ver en esa lista estarán en ella de inmediato», aseguró un alto funcionario de la Comisión. Eso incluye, por ejemplo, los licores o el vino, que tanto preocupa a España.

Coches y acero

El gravamen del 15% se enmarca en el contexto de lo que Estados Unidos llama «aranceles recíprocos», al considerarlo una respuesta justa a las barreras –arancelarias o no– que le imponen otros socios comerciales. Pero el Ejecutivo de Trump ha aprobado además tasas en sectores concretos alegando cuestiones de «seguridad nacional». Es el caso de los vehículos, el aluminio y el acero, y en el futuro, los microchips o los productos farmaceúticos. 

El acuerdo alcanzado entre la UE y EEUU también aborda esta cuestión. Washington se ha comprometido a mantener el 15% también para los coches y sus componentes, una rebaja del 10%. Además, aplicará el tope también cualquiera que sea la tasa que se imponga en el futuro. Esto es fundamental, ya que Trump ha amenazado con un arancel del 250% en el caso de los productos farmacéuticos. 

El caso del acero y el aluminio es más complicado. Mientras que Estados Unidos asegura que no tocarán nada, la Comisión asegura que están negociando cuotas con aranceles reducidos. La cifra que baraja Bruselas permitiría a los exportadores europeos beneficiarse de una rebaja en el total de sus exportaciones al país norteamericano. 

Inversiones y compras

Uno de los puntos más controvertidos del acuerdo tiene que ver con el compromiso de la Comisión de aumentar las inversiones y las compras estratégicas en Estados Unidos. Bruselas habla de «promover» y «facilitar» las inversiones que las empresas europeas tienen la intención de hacer en el país norteamericano, y que tendrían un valor de 600.000 millones de dólares

La Casa Blanca utiliza otras palabras. Dice que «la UE invertirá», pero fuentes comunitarias insisten en que no se trata de fondos públicos, sino privados. Trump amenazó el pasado martes a los europeos con un arancel del 35% si no se cumple el objetivo. Para el presidente ese es el precio que han pagado por la rebaja arancelaria. 

Además, la Comisión también certifica «la intención de adquirir gas natural licuado, petróleo y productos de energía nuclear de EEUU», por valor de 750.000 millones. Pero aquí, de nuevo, no es la UE quien compra sino que todo depende de empresas y proveedores privados. Estados Unidos habla también de unas compras de armamento que Bruselas niega. Cómo queden esos compromisos reflejados en el documento final será determinante. 

El acuerdo menos malo

La Comisión defiende que la UE ha logrado el mejor acuerdo posible. En Bruselas no están para celebraciones, pero también están cansados de las críticas. «La elección que tuvimos que hacer no era entre un resultado bueno o excelente sino fundamentalmente entre una opción mala y otra menos mala, y elegimos la menos mala», aseguró una alta fuente comunitaria el pasado martes. 

La premisa en el Ejecutivo comunitario es que el mundo antes de los aranceles de Trump no existe. En aceptar un incremento de los aranceles a las empresas europeas que acabarán pagando los consumidores estadounidenses –pero también la industria comunitaria–, insiste un alto funcionario, «hay cierto realismo estratégico».

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