Llaryoristas aún sueñan con Natalia de la Sota pero miran a Victoria Flores para acompañar a Schiaretti

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“Si ‘la Nati’ lo llama a ‘M’ tiene alguna chance, si no, la veo a ‘la Tori’”. La frase fue escrita por un dirigente peronista con sillón propio e importante en el Centro Cívico, en un chat de WhatsApp. El destinatario fue un curioso observador de la interna peronista, pero antes de avanzar con un pretendido análisis, es necesario facilitar el contexto.

Antes que nada y para los que no están en el centro de la cocina del cordobesismo, hay que decir que “la Nati” es la diputada nacional Natalia de la Sota, “M” es el gobernador Martín Llaryora y “la Tori” es la ministra de Ambiente y Economía Circular, Victoria Flores.

Parecía, hasta ayer, que los puentes entre Juan Schiaretti –seguro candidato a diputado nacional– y la diputada estaban totalmente dinamitados; y algo parecido pasaba entre la dirigente y el gobernador, aunque en el último caso no hubo diálogo interrumpido.

Sin embargo, la frase del informante llaryorista permite ver una tenue luz al final del túnel. Ya no hay pulgar para abajo como en días anteriores pero hay que decir que, desde el entorno de Natalia de la Sota, no vino ninguna señal. En realidad, lo que está diciendo el llaryorismo es que la mujer debe dar el primer paso para buscar un acercamiento.

Rosca radical sin tregua: Mestre celebra ir a internas y De Loredo apela el fallo de Vaca Narvaja

Por las dudas eso no suceda, se busca un reemplazo: Victoria Flores. Otras voces del Centro Cívico indicaron que “hasta hace unos días” la ministra no quería ir al Congreso, aunque todo puede cambiar. También desde el entorno familiar de la hija de Olga Riutort avisaron que no sería candidata.

La variante restante es la vicegobernadora Myrian Prunotto, a quien tampoco le entusiasma la idea de ser parlamentaria.

Cabe preguntarse si tanto Flores como Prunotto tienen la espalda suficiente como para decirle que no a Schiaretti o a Llaryora.

En este análisis es importante mencionar que ambos

inflaron el pecho luego del llamado “grito federal” que nuclea a media docena de gobernadores, que se fijaron el objetivo de poner un pie en las elecciones de medio término del 26 de octubre para luego intentar dar el zarpazo en 2027.

Hoy el podio de los mandatarios provinciales está integrado por el santafesino Maximiliano Pullaro (UCR-Santa Fe), Llaryora e Ignacio Torres (PRO-Chubut). Obviamente en ese lote está Schiaretti, haciendo tándem con su sucesor en Córdoba. El exgobernador aparece como una figura secular, que todo el sector quería ver corriendo la carrera de octubre, entre ellos su primer socio en esta aventura interprovincial y bien federal: Pullaro.

Avance cordobesista.
El debut del grupo impactó en la política y el gobierno mandó a algunos de sus operadores de Caba a ningunearlo y restarle peso. Con esas cintas en el brazo, Schiaretti y Llaryora bajaron a la provincia y aceleraron. Y disfrutan del momento porque manifiestan con convencimiento que si La Libertad Avanza arma una lista pura más De Loredo, el peronismo ganará sin castigar. A propósito, el viernes pasado se presumía que la nómina libertaria estaría armada de esta manera y con este orden: Gabriel Bornoroni, Verónica Sikora, Rodrigo de Loredo y Laura Rodríguez Machado.

De concretarse esa lista de candidatos, De Loredo terminará sufriendo una derrota casi humillante porque pasará de exigir sí o sí el primer lugar a ubicarse en un tercer lugar, casi de favor, que huele más a conseguir un puestito que lo mantenga en el Congreso antes que otra cosa. Y esto sin tener en cuenta las facturas internas que le pasarán en el radicalismo, ya que los mestristas preparan un fuerte embate en el que la palabra “traición” se escuchará en forma repetida y en voz alta.

Si De Loredo se va con los libertarios y Ramón Mestre se presenta, LLA podría sufrir una merma en su caudal electoral a manos de los radicales puros. Lo que no se sabe ni se puede intuir con facilidad hoy es la capacidad de fuego electoral que tiene Más Radicalismo, que reúne a Carlos Becerra y Fernando Montoya, además del exintendente de la Ciudad de Córdoba.

Comenzará en pocos días una árdua batalla por conseguir votos de los partidos minoritarios porque puede darse un resultado más que reñido. De tal modo, pueden convertirse en valiosos los puntos que obtenga Aurelio García Elorrio de Encuentro Vecinal (tres o cuatro posiblemente). El exlegislador provincial está en conversaciones con Soher El Sukaría, actual concejala capitalina y sobreviviente del partido que fundara Mauricio Macri, hoy más interesado en Boca Juniors que en lo que queda de su partido.

También amaga con presentarse otro ex-PRO con buenos niveles de conocimiento: el exárbitro de fútbol Héctor Baldassi. Sus votos podrían mermar el caudal de LLA y también del peronismo.

Sin embargo, Baldassi tiene muy buena relación con el Gobierno provincial y hasta hace poco se especulaba con su inclusión en la lista del oficialismo provincial o bien con un lugar en el gabinete.

La Justicia le devolvió la conducción del PRO a Oscar Agost Carreño, quien es diputado y se ganó un lugar de privilegio en el bloque Encuentro Federal, que comanda Miguel Ángel Pichetto. El repuesto presidente tiene lazos con el peronismo cordobés pero no es rival de nadie: es que cuando concluya su gestión en Diputados, en diciembre próximo, podrá volver a la Unicameral, de donde pidió licencia para reasumir y cumplir sus últimos dos años como parlamentario.

Por último los kirchneristas y la izquierda, con un universo común que contiene dos elementos salientes: pocos votos y casi todas las caras de siempre.

El panorama descrito no fue negativo. Fue realista.

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