Un niño de 13 años fue hallado con vida el martes 29 de julio, después de haber estado desaparecido desde el domingo 27 en el paraje El Espinillo, departamento Andalgalá, en la provincia de Catamarca.
El operativo de búsqueda, que movilizó a diversas fuerzas de seguridad, organizaciones especializadas y vecinos de la zona, culminó con un rescate que brindó esperanzas a la comunidad.
La desaparición del adolescente fue reportada a la Comisaría de Aconquija la noche del lunes 28 de julio, a las 20.15. Según informó la Policía, el menor había salido acompañado de otros niños a caballo hacia un campo cercano, pero se perdió en la montaña al no poder alcanzar a sus acompañantes.
El padre del niño, Pedro, expresó que su hijo “nunca había ido hacia ese lugar” y “se desorientó y no supo cómo volver a su casa”, aunque aclaró que el joven solía montar a caballo de manera habitual.
El fiscal de la Segunda Circunscripción Judicial ordenó de inmediato un operativo de búsqueda coordinado por la Jefatura de Policía. Participaron en el despliegue personal de diferentes áreas, incluyendo el Grupo Especial de Rescate (GER), bomberos, divisiones de drones y perros, así como la Dirección de Operaciones Especiales Kuntur. Además, colaboraron los bomberos voluntarios de Aconquija, rescatistas de Alta Montaña Yuraq, agentes municipales y baqueanos, quienes aportaron su conocimiento del terreno.
Por más de 48 horas, los equipos recorrieron senderos, quebradas y cerros, enfrentando duras condiciones climáticas y utilizando drones para facilitar la búsqueda. La ayuda de los vecinos de El Espinillo fue fundamental en las tareas de rastreo.
Finalmente, el niño fue localizado en la Quebrada El Vallecito, a unos seis kilómetros del lugar donde fue visto por última vez. Presentaba síntomas de deshidratación y frío, evidencia de que había pasado las frías noches del invierno en el monte. Tras recibir atención médica, fue trasladado al hospital de Aconquija, donde se recuperó favorablemente.
El propio niño relató cómo logró sobrevivir en la montaña. En un video grabado tras su rescate, explicó que “cuando se hizo de noche el caballo se espantó porque pasó un conejo”, lo que lo llevó a liberar al animal para que no se ahorque, dejando al caballo solo. Para protegerse del frío, durmió sobre una piedra y bebió agua de un arroyo cercano. Pasó dos noches sin alimentos, y confesó que solo pensaba en “los sándwiches de milanesa”.
Este rescate, además de ser un alivio para su familia y la comunidad, sirvió para poner en evidencia la valentía y solidaridad de todos los que participaron en la operación y destacan la importancia del conocimiento del terreno y la colaboración entre las fuerzas y vecinos.