Maranta: la planta de interior que se mueve de noche y purifica el aire

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En el fascinante mundo de la jardinería, algunas plantas no solo destacan por su estética, sino también por su comportamiento casi mágico. Tal es el caso de la maranta, también conocida como planta de la oración o prayer plant, una verdadera joya botánica que combina belleza exótica, funcionalidad y facilidad de cuidado. Ideal para quienes desean sumar un toque tropical, elegante y seguro a los interiores del hogar.

¿Qué es la maranta?

La Maranta leuconeura pertenece a la familia de las marantáceas y es originaria de las selvas tropicales de América del Sur, especialmente de Brasil. Lo que la hace tan especial es su comportamiento nocturno: por las noches, sus hojas se repliegan hacia arriba como si estuvieran en posición de oración. Este fenómeno, conocido como nictinastia, responde a la luz y marca el ritmo natural de la planta, cautivando a quienes disfrutan de observar pequeños gestos de la naturaleza.

Una obra de arte viva

Las hojas de la maranta son ovaladas, suaves y muestran un hipnotizante juego de colores: verdes intensos y claros se entrelazan con nervaduras en tonos rosa, púrpura o plata. Algunas variedades, como la Maranta leuconeura var. erythroneura, lucen patrones tan definidos que parecen pintados a mano. Su aspecto vibrante la convierte en una planta protagonista, ideal para destacar en repisas, escritorios o rincones con buena luz.

¿Por qué tener una maranta en casa?

Además de su belleza, la maranta ofrece una serie de beneficios prácticos y emocionales:

Purifica el aire: Ayuda a eliminar toxinas como el formaldehído y el benceno, mejorando el ambiente interior.

Es segura para niños y mascotas: A diferencia de otras plantas ornamentales, la maranta no es tóxica si es ingerida accidentalmente.

Conexión con la naturaleza: Su movimiento nocturno puede generar un efecto relajante y reconfortante, ideal para conectar con los ritmos naturales.

Versatilidad decorativa: Se adapta a estilos modernos, bohemios, rústicos o minimalistas con facilidad.

Cuidados esenciales de la maranta

Aunque es relativamente fácil de mantener, necesita ciertas condiciones específicas para prosperar. Aquí te dejamos una guía práctica:

Luz adecuada

La maranta prefiere luz indirecta y filtrada. Podés ubicarla cerca de una ventana con cortinas claras o en un ambiente bien iluminado, pero sin sol directo, ya que esto puede quemar sus hojas.

Temperatura y ubicación

Le gusta el clima templado y constante, idealmente entre 15 °C y 26 °C. Evitá exponerla a corrientes de aire frío o calor directo de calefactores, ya que es sensible a los cambios bruscos de temperatura.

Riego moderado

El sustrato debe mantenerse ligeramente húmedo, nunca empapado. Durante el verano, necesitás regar más seguido; en invierno, esperá a que la capa superficial del sustrato esté casi seca antes de volver a regar. Siempre usá agua tibia y sin cal, si es posible.

Humedad ambiental

Al ser originaria de ambientes tropicales, la maranta ama la humedad. Para recrear esas condiciones:

Usá humidificadores o colocá la maceta sobre una bandeja con piedras y agua.

Agrupá plantas para crear un microclima más húmedo.

Pulverizá sus hojas con agua destilada varias veces por semana.

Sustrato y maceta

Necesita un sustrato ligero, rico en materia orgánica y bien drenado. Una mezcla de tierra para macetas con turba y perlita o arena funciona muy bien. Es clave que la maceta tenga buen drenaje para evitar el encharcamiento y la pudrición de raíces.

Fertilización

Durante los meses cálidos, podés fertilizarla cada 15 días con un abono líquido para plantas de interior, siempre diluido a la mitad. En otoño e invierno, reducí o suspendé la fertilización, ya que entra en una etapa de reposo.

Problemas frecuentes y cómo resolverlos

Incluso con buenos cuidados, la maranta puede presentar algunas señales de alerta. Aquí van las más comunes y sus posibles causas:

Hojas amarillas: exceso de agua o drenaje deficiente. Revisá el sustrato.

Puntas marrones: suele deberse a baja humedad o agua con cloro. Mejorá el nivel de humedad y cambiá la calidad del agua.

Hojas sin plegarse de noche: puede ser por estrés, poca luz o cambios bruscos de temperatura. Ajustá el entorno.

Conclusión

Tener una maranta en casa es mucho más que sumar una planta decorativa: es incorporar un ser vivo que embellece, purifica, relaja y acompaña. Su movimiento diario, su apariencia única y su facilidad de adaptación la convierten en una excelente aliada para quienes buscan conectar con la naturaleza desde la comodidad del hogar.

Con unos cuidados básicos y atención amorosa, la maranta puede convertirse en una compañera fiel y una fuente constante de inspiración verde.

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