En los caminos de tierra del interior profundo de Córdoba, donde los kilómetros se sienten eternos y la vida rural avanza en silencio, existe un programa que cambia historias. Se llama Familia Rural Sana, y es mucho más que una política pública: es el compromiso de llegar donde pocos llegan.
Impulsado por el Ministerio de Salud de la Provincia, este dispositivo recorre más de 200 parajes rurales del norte cordobés, llevando lo esencial: un médico, un odontólogo, un enfermero y un paramédico. Cuatro profesionales que, más allá de atender, escuchan, previenen y acompañan.
Cada 4 de julio, en el Día del Médico Rural, los equipos celebran sobre la ruta, recorriendo caminos, visitando dispensarios y hogares, y demostrando que la salud no puede depender de un pasaje o de un vehículo que muchos no tienen.
“Para nosotros, llegar es todo. Llegar con el equipo justo, con el equipamiento necesario, con la atención que la gente merece”, asegura el gobernador Martín Llaryora, al destacar el valor de este programa en zonas alejadas.
Para quienes viven en estos parajes, como David Leal, de San Vicente, el programa es vital. “Yo no tengo cómo ir a Villa Dolores. Que los médicos vengan es la diferencia entre poder atenderse o no”, cuenta. David recuerda los días en los que caminaba largos tramos con su madre enferma, solo para que alguien le tomara la presión o le revisara los medicamentos.
También Malena Escudero destaca lo que significa que los equipos de salud lleguen hasta sus casas. “Muchos no podemos viajar hasta la ciudad, y que vengan acá nos facilita todo. Es calidad de vida”, dice.
El programa funciona desde 2014, y no solo brinda atención médica: se realizan electrocardiogramas, ecografías, controles odontológicos, test ginecológicos y colocación de implantes, entre otras prestaciones. Todo con un enfoque integral y participativo.
Para Mónica Tobárez, enfermera y vecina de La Jarillas, sumarse al programa fue volver a sus raíces. “Siempre trabajé en zonas rurales. Me encanta acompañar al equipo, ir casa por casa, cuidar a nuestra gente”, afirma.
El desafío es grande, pero el impacto es inmenso. “La salud no es solo atender enfermedades, es construir junto a la comunidad. Es estar, acompañar y cuidar, más allá de las distancias”, resume Sergio Serednicki, coordinador del programa.
En cada jornada, en cada paraje, en cada casa, Familia Rural Sana demuestra que cuando el Estado llega, la salud deja de ser un privilegio y se convierte en un derecho palpable.