Glovo ha iniciado una nueva era. La empresa de reparto fundada en 2015 en Barcelona y que durante su primeros 10 años ha llevado más de un billón de pedidos sin tener mensajeros en nómina ha abanadonado su antiguo modelo laboral. Los miles de repartidores -la empresa ha llegado a cuantificarlos en unos 20.000– que hasta ahora operaban a través de la aplicación ya no han podido conectarse a la misma, al menos no como autónomos.
Glovo ha ejecutado una desconexión masiva de las cuentas de repartidores por cuenta propia y a partir de este 1 de julio solo operará con aquellos mensajeros que antes estaban como autónomos pero ahora han aceptado el contrato de asalariado que la empresa les ha propuesto. La inmensa mayoría de ellos a tiempo parcial, con jornadas que oscilan entre las 15 y las 25 horas semanales, y con un pago por hora marcado por el salario mínimo.
«El nombre de usuario no existe o la contraseña es incorrecta» o «Usuario o contraseña no válidos» ha sido el mensaje que han recibido ya este lunes aquellos ‘riders‘ que dados de alta como autónomos han tratado de acceder a la aplicación de Glovo para recibir asignaciones de pedidos y repartirlos. «El 1 de julio es la fecha para la implementación completa del nuevo modelo laboral. Cómo dijimos, en el caso de Glovo no será posible la colaboración como autónomo», confirman fuentes de la compañía consultadas por El Periódico de Catalunya.
Tras años de inspecciones de Trabajo desfavorables, una mayoría de sentencias en contra -también una minoría a favor-, sanciones millonarias y una investigación judicial en curso contra su consejero delegado y fundador, Óscar Pierre Miquel, por un presunto delito contra los derechos de los trabajadores, Glovo culmina una transición laboral a la que hasta ahora se había resistido. «Decidimos cambiar de modelo porque no podíamos operar con más multas», reconoció Pierre en una reciente entrevista en El Periódico de Catalunya.
Demandas preparadas
La culminación del cambio de modelo laboral, de uno basado íntegramente en autónomos a otro de flotas contratadas y subcontratadas, no estará tampoco exento de problemas judiciales. La decisión de desconectar definitivamente de la aplicación a los empleados autónomos será invocada por centenares como un despido tácito y acabará en los tribunales.
De hecho, ya hay un abogado, el barcelonés Francisco Valverde García, muy activo en redes sociales, dice haber juntado los casos de alrededor de un millar de repartidores que querían seguir siendo autónomos y le reclamará indemnizaciones a Glovo por desvincularse de ellos.
El precedente de Uber
Existe ya un precedente de desconexión masiva de repartidores. Ocurrió en agosto de 2021, cuando entró en vigor la ‘ley Rider‘ -que pretendía obligar a las ‘apps’ de reparto a contratar a sus mensajeros- y Uber Eats prescindió de todos sus ‘riders’ autónomos para cumplir con la normativa.
Ello enervó a los repartidores y los sindicatos UGT y CCOO demandaron a Uber ante la Audiencia Nacional al entender que había efectuado un expediente de regulación de empleo (ERE) encubierto. Finalmente y a la puerta de los juzgados, Uber y las centrales pactaron evitar el juicio si la multinacional indemnizaba a los 4.400 mensajeros afectados.
La situación con Glovo, no obstante, es sutilmente diferente y es que la empresa de las mochilas amarillas ha firmado la paz social con las centrales. Prueba de ello es la reciente fotografía que se sacó el consejero delegado con el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, y el actual secretario de acción sindical de CCOO, Javier Pacheco, en el marco del décimo aniversario de la compañía.
A la vuelta del verano se espera que arranque un proceso de elecciones sindicales entre los miles de repartidores que tiene ya contratado Glovo, que, por dimensión y volumen, será una de las empresas que más personal contratan en España.
Nueva etapa
El sector del ‘delivery’ abre así una nueva etapa, en la que tres actores tratarán de disputarse el pastel, pero en unas nuevas condiciones. Por un lado, estarán Glovo y Just Eat, que operan mediante puros asalariados, ya sea contratados directamente o subcontratados. Por el otro, está Uber, que dio marcha atrás en su laboralización y actualmente opera con un modelo mixto, que junta a autónomos y flotas subcontratadas.
Este último actor ha guardado un perfil mucho más bajo durante los últimos meses respecto a los anteriores. Just Eat ha tratado de recuperar ventaja denunciando a Glovo por competencia desleal y le reclama 295 millones de euros. Mientras, Uber sigue con su modelo mixto, que le permitirá tener más flexibilidad aunque sea a costa de futuras hipotéticas multas de Inspección de Trabajo. Pero mientras le tratará de ganar cuota de mercado a sus dos competidores.
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