Un nuevo análisis de datación de minerales en el Cinturón de Greenstone, en el norte de Canadá, sugiere que partes de la formación podrían tener 4.160 millones de años, siendo casi tan antiguas como nuestro planeta, cuya edad se estima en alrededor de 4.543 millones de años. Los resultados indican que el cinturón representa uno de los mejores sitios para comprender el pasado de la Tierra, ya que agruparía a las rocas más antiguas que se han hallado hasta el momento.
Un equipo de investigadores canadienses y franceses liderado por la Universidad de Ottawa ha confirmado que algunas formaciones del Cinturón de Greenstone de Nuvvuagittuq, al norte de Quebec, datan de hace 4.160 millones de años: en consecuencia, este sitio se erige como el único en la Tierra con presencia de rocas formadas durante el eón Hadeano, en los orígenes de nuestro planeta.
El dato surge de un análisis combinado de distintos métodos de datación radiométrica y posiciona a estas rocas como las más antiguas jamás identificadas hasta ahora en la corteza terrestre. La clave del hallazgo, que se resume en un estudio publicado en la revista Science, radica en el empleo de dos técnicas independientes de datación, que permitieron analizar diques de roca magmática que atraviesan las formaciones volcánicas.
Edades confirmadas
Ambos métodos no solo arrojaron edades similares y confirmaron que las rocas pertenecen al eón Hadeano, sino que además sugieren que las propias rocas volcánicas originales deben ser aún más antiguas, constituyéndose prácticamente en un legado directo del origen del planeta, que se cree tuvo lugar hace aproximadamente 4.543 millones de años.
Según una nota de prensa, investigaciones previas ya habían confirmado la antigüedad del Cinturón de Greenstone de Nuvvuagittuq, con dataciones mínimas en torno a los 3.750 millones de años mediante zirconio y uranio. Sin embargo, la variabilidad de estas técnicas impedía fijar un límite superior confiable. El hallazgo actual fortalece la hipótesis de que estas rocas proceden del eón Hadeano, es decir, los primeros 500 millones de años de la historia terrestre.
Estas formaciones representan las condiciones geológicas y ambientales de la Tierra primitiva, con una riqueza y precisión que no puede hallarse en otros puntos del planeta. Se cree que parte de las rocas pudieron formarse por precipitación directa de minerales en antiguos océanos, en un escenario caracterizado por una atmósfera en proceso de estabilización.
Resolviendo los enigmas de la Tierra primitiva
En consecuencia, estos vestigios ofrecerían datos inéditos sobre la temperatura, la composición química y la dinámica de los primeros mares, así como también sobre los procesos que posibilitaron el surgimiento de la vida, según indica Interesting Engineering.
Referencia
Evidence for Hadean mafic intrusions in the Nuvvuagittuq Greenstone Belt, Canada. C. Sole et al. Science (2025). DOI:https://doi.org/10.1126/science.ads8461
A pesar de la importancia de este descubrimiento, el trabajo científico no ha estado exento de conflictos sociales. Como informa Associated Press, la zona se asienta en territorios ancestrales de los inuit de Inukjuak, una comunidad local que, tras episodios de muestreo sin consentimiento adecuado, han limitado la recolección de nuevas muestras. Ahora, apuestan por colaborar con los científicos para establecer un parque provincial que combine investigación y protección cultural y ambiental del sitio.
Los expertos coinciden en que futuros estudios, tanto geofísicos como geoquímicos, deben centrarse en explorar otras secciones del cinturón y en caracterizar con mayor detalle las interacciones entre el magma y el agua. Estos esfuerzos podrían resolver los misterios que aún subsisten sobre la Tierra primitiva y sus procesos de formación.