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Tiene siglos de historia, es fácil de conseguir y quienes la prueban aseguran que les cambia el día. Rica en magnesio, gana cada vez más popularidad.
28 de junio de 2025, 14:42
Se descubrió en la ciudad inglesa de Epsom hace más de cuatro siglos y hoy, en pleno auge del bienestar natural, vuelve a ocupar un lugar privilegiado en los rituales de autocuidado.
La sal de Epsom, compuesta por sulfato de magnesio, se utiliza especialmente en baños de inmersión por sus efectos relajantes, desinflamatorios y reparadores.
Aunque su sabor amargo impide usarla como reemplazo de la sal común, su poder radica en la forma tópica: agregada al agua caliente, permite relajar músculos tensos, aliviar molestias físicas y promover un descanso profundo. En redes sociales, los baños con sal de Epsom suman cada vez más adeptos.
Según explica Ramiro Heredia, médico internista, al disolverse en agua caliente, los componentes de esta sal pueden ser absorbidos por la piel o inhalados en forma de vapor. Esto ayuda a reducir el cortisol (la hormona del estrés), relajar el sistema nervioso y mejorar la calidad del sueño.
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Además, la reconocida Clínica Cleveland detalla que estos baños pueden aliviar dolores musculares y de cabeza, especialmente en zonas como el cuello, los hombros y la espalda. Muchos lo utilizan también tras el ejercicio físico intenso, como parte de la recuperación.
La Fundación Nacional de Psoriasis de Estados Unidos recomienda su uso en baños cortos para calmar la picazón y eliminar escamas. También puede funcionar como exfoliante natural o incluso como tratamiento casero para el cabello graso.
Por otro lado, y aunque no es su uso más común, la FDA de Estados Unidos aprueba su uso como laxante ocasional, siempre en dosis adecuadas. Sin embargo, los especialistas advierten que su consumo oral puede tener efectos adversos como diarreas severas o deshidratación, por lo que es fundamental no automedicarse.
La Clínica de Cleveland sugiere este ritual sencillo para obtener los beneficios.
- Llená la bañera con agua caliente y agregá una taza y media de sal de Epsom.
- Verificá la temperatura antes de entrar.
- Sumergite durante 15 a 20 minutos, relajando el cuerpo y la mente.
- Al salir, secá con suaves toques y aplicá crema hidratante para retener la humedad en la piel.
Con un crecimiento proyectado que llevaría su industria a casi 7 mil millones de dólares para 2032, la sal de Epsom ya no es sólo un remedio antiguo.
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Es parte de un nuevo enfoque del cuidado personal que apuesta por lo natural, accesible y eficaz. Una tradición que, con aval médico y respaldo histórico, se actualiza para calmar el cuerpo y la mente en tiempos de estrés y exigencia constante.