El rearme y la ‘sumisión’ a Merz pasan factura a la socialdemocracia alemana

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 “Somos demasiado aburridos”, clamó el exministro del Trabajo, Hubertus Heil, ante el congreso federal del Partido Socialdemócrata alemán (SPD), marcado por la frustración tras su hundimiento en las últimas elecciones generales y su condición de ‘socio’ menor del canciller conservador Friedrich Merz. “Pero la respuesta no puede ser girar hacia el lado equivocado”, añadió, en alusión al ‘Manifiesto’ de su ala izquierdista, que pide el fin de la confrontación hacia Rusia.

Alemania y Europa no necesitan “un rearme incontrolado”, sino una “reactivación de la vía diplomática para asegurar la paz”, sostuvo el histórico del izquierdismo en el SPD, Ralf Stegner. Su ‘Manifiesto’, difundido hace dos semanas, ha levantado ampollas en el partido y contradice la línea del ministro de Defensa, Boris Pistorius, único socialdemócrata miembro del anterior gobierno de Olaf Scholz presente también en el de Merz. Vladímir Putin es “un invasor imperialista”, que “no quiere negociar”, respondió Pistorius a Stegner. Para el titular de Defensa, el Manifiesto es el reflejo de una postura “nostálgica” y una “pérdida de tiempo” frente a las necesidades de un rearme que, dice, no puede demorarse.

La posición de los contrarios al rearme es aparentemente minoritaria en el SPD. Pero lo cierto es que el congreso socialdemócrata pasó factura al copresidente del partido, actual ministro de Finanzas y vicecanciller, Lars Klingbeil. Fue reelegido con un 65 % de los votos, un porcentaje que evidencia el malestar ante un líder al que se identifica con el hundimiento electoral sufrido los comicios del pasado 23 de febrero: un 16,4 % obtuvo el SPD, que quedó en tercera posición, por detrás de la ultraderechista Alternativa para Alemania (SPD).

Klingbeil es el artífice del plan presupuestario que duplicará hasta 2029 la partida de defensa. Alemania subirá así al 3,5 % de su PIB anual su gasto en defensa, lo que sumado al 1,5 % en otras partidas de seguridad le coloca en la órbita del 5 % prometido por Merz en la pasada cumbre de la OTAN. “Vladímir Putin no es Mijail Gorbachov. Tenemos que hacer todo lo posible para protegernos de Putin”, aseveró.

“Basura sexista” contra el liderazgo femenino

El pobre resultado de Klingbeil contrasta con el 95 % de la nueva copresidenta del partido, Bärbel Bas, expresidenta del Parlamento y ahora ministra de Trabajo. Bas sucede en la fórmula de dirección bicéfala a la izquierdista Saskia Esken, quien deja su puesto tras el vapuleo público al que fue sometida durante la negociación de la alianza con Merz no solo por los conservadores, sino desde las propias filas socialdemócratas.

Bas lanzó una arenga en su discurso contra la “basura sexista” sufrida por su correligionaria desde el mismo SPD. Recordó que algo parecido le ocurrió a Andrea Nahles en los dos años en que presidió el partido, entre 2017 y 2019. Y se comprometió a luchar por la paridad de género en la política alemana, que lejos de avanzar está en retroceso -un 32,4 % de los escaños parlamentarios están ocupados por mujeres, una caída del 2,3 % respecto a la anterior legislatura-.

Despedida a Scholz

El congreso del SPD tuvo rango de despedida para el excanciller Olaf Scholz. Tras un discurso en que llamó a sus correligionarios a demostrar “que el partido más antiguo de Europa sigue siendo necesario”, Scholz recordó cómo en 2021 ascendió al poder contra todo pronóstico y señaló a Klingbeil como artífice de esa proeza.

Tras este espaldarazo personal a quien fue el alma de esa campaña electoral prodigiosa, subieron al escenario todos los exministros de la pasada legislatura. La más emotiva despedida la recibió, sin embargo, la ya expresidenta Esken. “Dirigir el partido en estos tiempos revueltos ha sido el mayor orgullo de mi vida”, aseguró. Agradeció luego a los Jusos, las juventudes del partido, la defensa de su “alma” izquierdista.

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