Tres números básicos. La valoración bursátil de Amadeus hace cinco minutos era de 33.200 millones de euros; la séptima empresa del Ibex 35. La facturación del año pasado fue de 6.147 millones de euros, con unos beneficios de 1.258 millones. Presentes en 190 países y con una plantilla de 20.000 personas. ¿Cómo va a ser este verano en España y Baleares?
Pronosticar siempre es difícil. Sí que tenemos muchos datos y herramientas como Navigator 360, que ponemos a disposición también de nuestros clientes para que puedan pronosticar la demanda y ajustar de esa manera la oferta. Por ejemplo, hay una visión un poco de tráfico, oferta y capacidad turística a ciertos destinos. Auguramos un buen verano. Hay un incremento frente al mismo periodo del año anterior, estamos hablando de mayo a septiembre: el tráfico hacia España subirá en torno al 7%. En concreto, hacia Palma, representará el 6,1% de incremento frente al año anterior. Puedo aportar un dato específico: Palma es la cuarta ciudad de España en cuanto a número de búsquedas y reservas. La primera es Madrid, la segunda es Santa Cruz de Tenerife y la tercera es Barcelona.
Desde una empresa como Amadeus, ¿cómo se puede ayudar en este debate turístico que no solo es de Mallorca, también es de Venecia, Barcelona y de ciudades más pequeñas como Dubrovnik en Croacia, etcétera?
Tenemos que abordar la gestión del éxito. Nuestro planteamiento es cómo podemos ayudar con datos y con tecnología, que es lo que sabemos manejar. La colaboración de todas las entidades público-privadas para solucionarlo es importante. Gracias a los datos, facilitamos a las oficinas de turismo, por ejemplo, dónde se concentra la demanda para saber cómo gestionar sus campañas publicitarias y la oferta que pueden hacer. El año pasado la oficina de turismo de Holanda nos planteó el problema que tienen con Ámsterdam porque toda la demanda turística se dirige hacia allí. Les facilitamos datos de demanda de tráfico esperada en ciertos momentos para posicionar su publicidad. Esto les permitió desestacionalizar y fomentar otros destinos dentro del país que no fueran Ámsterdam a través del tren y usando la sostenibilidad como lema. ¿Qué consiguieron con esto? Unos 27.000 alemanes que no estaban previstos visitaron ciudades que no eran Ámsterdam. Ayudamos a diversificar.
Amadeus está a medio camino entre el consumidor final y las empresas del sector ¿Qué pide el cliente ahora?
Hay muchos tipos de clientes y cada uno busca cosas distintas, aunque hay ciertas tendencias que son similares. Destacaría tres homogéneas para todos. Primero, la personalización del viaje. Un estudio reciente indica que el 63% de los huéspedes de hotel estarían dispuestos a pagar un plus por elementos diferenciales de personalización. En segundo lugar, la agilidad. Pueden ayudar en esta agilidad desde la inteligencia artificial hasta la biometría que pueden hacer cuando llegas al hotel. Y, en tercer lugar, simplicidad. Hagamos las cosas sencillas y lo más fácilmente posible de inicio a fin.
Desde el punto de vista tecnológico, ¿qué ocurrirá?
Amadeus es la gran desconocida del sector. Nacida en 1987 con el impulso de las aerolíneas, desde el principio empezamos a diversificar con una ambición: ser la empresa líder a nivel mundial de soluciones tecnológicas para el sector de los viajes, que es lo que somos hoy en día. Somos una gran multinacional que cubre las necesidades tecnológicas de todos los actores de la industria. Debemos ser capaces de mejorar la experiencia del viajero para todos nuestros clientes indirectos e indirectos. Cuando alguien va de vacaciones, al volver, si piense qué es lo que va a contar a la gente, a nadie se le ocurre contar su experiencia en el aeropuerto a no ser que haya sido mala. Nosotros queremos que esa experiencia que normalmente en el aeropuerto no es la más placentera sí lo sea. Queremos automatizar ese proceso y que llegue el momento en que no sea necesario sacar ningún documento, que vuestra cara se convierta en un gran QR que se lee en las áreas por las que tienes que atravesar. Hoy en día esto ya es una realidad en el aeropuerto de Dubái. Compramos la empresa portuguesa Vision-Box con el objetivo de desarrollarlo.
¿Cómo puede ser el viaje del futuro?
Imaginemos que decidimos ir a París; pero ¿el objetivo de verdad es ir a París o vivir allí una experiencia específica? Lo facilitaremos. La manera de interactuar para comprar un viaje va a ser distinta, ya sea online o físicamente. Dirás: «Tengo este presupuesto y quiero hacer tal y cual, ¿dónde puedo ir?». La inteligencia artificial, con los datos que tenga de tu perfil, va a recomendar las cosas que se adecuan a ti, lo que te gusta hacer y cómo vas a disfrutar. Por ejemplo, si en enero quieres ir a México a bucear, lo combinará con una visita arqueológica a las pirámides. Se me ocurren muchas otras cosas, pero imaginad que ofrezcan dos alternativas y tengas gafas de realidad virtual para elegir -a lo mejor habrá que ir a la agencia de viajes a probarlas-, incluso habitaciones. Toda esta tecnología va a mejorar la experiencia del viajero.
¿Y cómo concretarlo en una estrategia?
Me gusta que sea sencillo, con capacidad de conectar el ecosistema, todos los elementos de un viaje. Que sea innovador: Amadeus invierte 1.333 millones de euros netos anuales en I+D, la inversión es fundamental si no te quieres quedar atrás y quieres ser puntero . Luego está la colaboración con otras empresas o instituciones. Es fundamental llegar a acuerdos estratégicos, tal como tenemos con Microsoft y Google. La mejor tecnología es aquella que tú utilizas sin darte cuenta. Por ejemplo, la aplicación que usamos ya por defecto para conocer el estado del tráfico cuando cogemos el coche. Tras los atentados terroristas del 11-S de 2001, viajar se hizo más complicado, pero ya estamos mejorando poco a poco los procesos de seguridad de los aeropuertos.