El asesinato de La Turca Saad: Lo metieron preso por un crimen que no cometió

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Tras haber sido acusado por el crimen de la empresaria Patricia «La Turca» Saad y permanecer detenido durante dos años, Carlos Soria fue absuelto por la justicia y regresó a su hogar. En una entrevista exclusiva con EL DIARIO, el hombre habló del caso, el tiempo que estuvo privado de su libertad y el manto de sospecha que se impuso sobre su vida.

A días de haber sido liberado por disposición de la Cámara Cuarta del Crimen, luego del juicio que se celebró la semana pasada en la ciudad de Córdoba, Soria se definió como un «amigo cercano» de la víctima y dijo: «No creo en la justicia, son más peligrosos los que están afuera que los que están adentro».

En todo este tiempo, sus esfuerzos se enfocaron en demostrar las inconsistencias de la investigación y los errores de la causa. En contraposición, desde la Fiscalía de Instrucción se aseguraba a la prensa que «se había dado» con el autor del homicidio (ocurrido el 16 de julio del 2018 en la localidad de Tanti), algo que distaba de ser cierto y sembró la duda sobre la integridad del acusado. Incluso este medio y otros fueron informados oficialmente sobre la detención y la existencia de «contundentes pruebas de ADN», las cuales ubicaban a Soria como el «asesino» de Saad, por lo que expresamos nuestras sinceras disculpas a él y su familia.

Mientras tanto, Soria era asistido por un equipo de profesionales que estuvo integrado no sólo por abogados, sino también un genetista y una experto en telecomunicaciones.

«Todo empezó en mayo del 2023, cuando me llama la ayudante de la fiscal (Jorgelina Gómez) para pedirme un hisopado y me dijo que querían hacerlo con varios sospechosos. Yo tenía la simple y errónea idea de que si no había hecho nada, no tenía de qué preocuparme. Entonces no puse perito de parte, cuando todos los demás sí lo hicieron. Unos meses después del análisis, me golpearon la puerta y me llevaron detenido a Bouwer. Tiempo después me avisan el motivo: estaba acusado de matar a Patricia», relató Soria, quien destacó: «Nunca negué mi relación con Patricia, teníamos una amistad de 40 años y ella trabajaba conmigo en demoliciones y en hacer movimiento de suelo con máquinas».

«Me metieron preso únicamente con indicios y se demostró científicamente que todo estuvo armado para inculparme. La fiscal estableció la hora de la muerte en base al testimonio de un sospechoso, dijo que ocurrió entre las 08:30 de la mañana y las 14 horas de la tarde, cuando el perito determinó que la muerte fue entre las 20 horas del domingo y las 08 del lunes. Durante la investigación, la fiscal no tuvo en cuenta elementos muy importantes»; reconoció el vecino.

Sobre las pruebas que resultarían clave para su absolución, apuntó: «Había ADN de otra persona debajo de las uñas de Patricia y tampoco se tuvo en cuenta una mancha de sangre en la cocina que no es de ninguno de los que estábamos sospechados. Este informe lo recibió la fiscal ocho meses después de la muerte de Patricia y no lo tuvo en cuenta».

Durante nueve meses, Soria permaneció alojado en el penal de Bouwer y se pronunció sobre el calvario que padeció. «Es un lugar muy difícil y traté de adaptarme a las circunstancias. Yo sufría muchísimo por lo que pasaba afuera con mi señora, que tuvo que hacerse cargo de todo. Ella me aseguró que me iba a sacar y cumplió. Lamentablemente, esto me demostró que todos estamos en libertad condicional con esta fiscal y con sus ayudantes, con quienes investigaron el caso y pasaron un papelón frente al tribunal. No pudieron responder las preguntas más básicas sobre la investigación y ante todo esto, se decidió levantar la acusación con el respaldo de la querella incluso. Las pruebas que presentamos me exculparon de la hora y el día del crimen».

Milton Parola es el abogado de Soria y describió el juicio como un escándalo: «Fue detenido por un ADN que aparece en una toalla en el 2023. Eso demuestra que esta causa estuvo mal instruida y fue pésimo el trabajo que se hizo. Siguieron una línea de investigación equivocada y dónde él era el único sospechoso. Llegamos a una instancia de juicio donde todo era puesto en duda, hasta el investigador principal reconoció que Soria nunca había mentido. Lo de los comisionados fue lamentable, creo que deberían haber terminado presos. Quedaban dos semanas de juicio y se convocó a los abogados de las partes y se dijo: ´No se puede avanzar, no tenemos elementos para acusar. Esto es un desastre´. Finalmente, llegó la absolución».

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