Bajo el liderazgo del Papa Francisco (Jorge Bergoglio), el Vaticano emprendió una transformación histórica en su parque automotor, marcando un antes y un después en la movilidad de la Santa Sede. El pontífice argentino, fallecido a los 88 años tras 12 años de papado, impulsó una visión de futuro al tomar la decisión de reemplazar la totalidad de la flota de vehículos del Vaticano por automóviles y utilitarios 100% eléctricos.
Este ambicioso proyecto se concretó a través de una alianza estratégica con el Grupo Volkswagen (VW). La división financiera de VW, Volkswagen Financial Services (VWFS), se encargó de proveer esta nueva flota de vehículos. El propio Papa Francisco recibió las llaves de las primeras unidades, dos modelos ID.3 Pro Performance equipados con baterías de 77 kWh, 204 caballos de potencia, 310 Nm de torque y una autonomía de 560 kilómetros. Estos vehículos tienen una aceleración de 0 a 100 km/h en 7.9 segundos.
Un Cambio Histórico y Unificado
El objetivo del Vaticano es completar la electrificación de toda su flota para el año 2030. Este movimiento representa un hito, ya que será la primera vez en la historia de la Ciudad Estado que todo el parque de vehículos se unificará bajo una misma marca. A lo largo de las décadas, el Vaticano había utilizado una diversidad de marcas, incluyendo Fiat, Lancia, Alfa Romeo, Mercedes-Benz, Hyundai, Renault, Toyota e incluso Lamborghini. Todas estas unidades serán vendidas o pasarán a formar parte del museo de la Santa Sede. Es importante destacar que, a diferencia de muchos Papamóviles que fueron donados, los VW ID serán comprados por el Vaticano con la financiación de VWFS.
Imelda Labbé, miembro del directorio del Grupo VW, expresó el honor que representa para la marca que los empleados del Vaticano se movilicen en sus modelos ID, subrayando el atractivo de su gama de vehículos 100% eléctricos.
Más allá de la electrificación: Papamóviles alternativos y subastas benéficas
El compromiso de Francisco con las energías alternativas trascendió la electrificación de la flota oficial. En los últimos años, eligió como movilidad diferentes tipos de Papamóviles impulsados por baterías e incluso hidrógeno. Ejemplos de esto son el Toyota Mirai (hidrógeno), el Mercedes-Benz Clase G EQ (eléctrico) y el Fisker Ocean (eléctrico).
Además, el Papa Francisco demostró una particular manera de gestionar las donaciones de vehículos con motor de combustión. En lugar de utilizarlos, optó por desprenderse de ellos subastándolos con fines benéficos. Casos notables incluyen el Lamborghini Huracán V10 y el Ford Bronco V6. El Lamborghini, decorado con los colores y emblemas del Vaticano, fue donado por la marca italiana, bendecido y firmado por el Papa, y posteriormente subastado por Sotheby’s para recaudar fondos destinados a refugiados cristianos de Irak y víctimas de tráfico de mujeres y niños en África.
Incluso se realizó un homenaje especial con la Bronco Pope Francis Center First Edition, una Ford Bronco única que evoca tanto al todoterreno original de 1966 como al Papamóvil de 1980 utilizado por Juan Pablo II. Si bien esta Bronco no fue destinada al uso del Papa, será subastada a beneficio de personas sin hogar en Detroit. Esta unidad presenta detalles distintivos como la pintura Wimbledon White, ruedas personalizadas y elementos en rojo y plata.
Un legado de conciencia ambiental
El Papa Francisco no solo tomó medidas concretas dentro del Vaticano, sino que también fue recordado por su impulso a las energías alternativas en la industria automotriz mundial en sus reuniones con ejecutivos y dirigentes del sector. Su bendición a los autos eléctricos de la Fórmula E y su apoyo a iniciativas como la prueba de autos a batería «De 100% a 5%» evidencian su compromiso con un futuro más sostenible.
La decisión de electrificar la flota del Vaticano no solo moderniza su infraestructura, sino que también envía un poderoso mensaje a nivel global sobre la importancia de la transición hacia energías más limpias, marcando un legado significativo del Papa Francisco en la historia de la Iglesia Católica y la movilidad.