Bullrich amenazó con más represión. La calle respondió

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Pese a los recursos del Estado volcados para impedir y limitar la movilización en defensa de los jubilados, esta fue de grande convocatoria, expresando una profunda condena a las políticas represivas del gobierno.

El show represivo

Desde el ejecutivo, con Patricia Bullrich como principal vocera de su política, se encargaron de intentar amedrentar a quienes querían manifestarse en defensa de los jubilados y contra la política del gobierno.

La ministra llevó a cabo un show represivo sin precedentes, que impactó sobre al menos tres ejes:

Amenazas: Desde las redes de Bullrich hasta con la propaganda oficial, el gobierno se dedicó a amenazar a quienes se manifestaban con penas de hasta 20 años de prisión. Además, por altavoces y pantallas en las estaciones de tren, difundieron mensajes prometiendo represión. Incluso reactivaron una línea de denuncias, ofreciendo una recompensa de 10 millones de pesos a quien identificara a un manifestante.

Despliegue policial: Si las amenazas verbales o en redes no eran suficientes, el show necesitaba su elenco. Por eso, entre la ministra y el jefe de Gobierno, Jorge Macri, desplegaron un descomunal operativo policial. Desde la mañana, las calles del perímetro del Congreso fueron bloqueadas por la presencia de 900 efectivos de la Policía de la Ciudad. Según estimaciones, el operativo costó 66 millones de pesos. Desde el Ministerio de Seguridad Nacional no dieron precisiones al respecto, pero también se desplegó una cantidad significativa de fuerzas adicionales.

Retórica: El discurso oficial intentó desprestigiar la movilización, argumentando que los manifestantes eran barras bravas violentos que buscaban desestabilizar al gobierno. Sin embargo, tras una semana de campaña, el gobierno no logró demostrar su teoría y tuvo que recurrir a fake news de manera vergonzosa.

Pese a los intentos del gobierno, la movilización fue enorme: decenas de miles de personas acudieron a la Plaza de los Dos Congresos, y el protocolo represivo de Bullrich no se aplicó.

Todo esto ocurrió mientras, dentro del Parlamento completamente vallado, se votaba la validación de un fraudulento nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y se negaba el quórum para lograr la prórroga de la moratoria jubilatoria.

La ferocidad de la represión del miércoles pasado dejó al desnudo a un gobierno que ataca a los jubilados con una saña perversa, detiene manifestantes y avanza con un cinismo que desborda cualquier protocolo. Eso, por más que intentaron mostrarlo como fortaleza, con los medios repitiendo las mentiras del gobierno, también generó un repudio masivo que de volver a llevarse adelante podría haber provocado la salida de la propia Bullrich y un nuevo golpe a un gobierno erosionado.

En este contexto, llega un nuevo 24 de marzo, por eso es vital llenar las calles nuevamente, denunciando las políticas represivas y la orientación negacionista del gobierno. La plaza debe expresar unidad en la diversidad y resonar con los cánticos que exijan que Milei y Bullrich se vayan, poniendo fin a su circo represivo.

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