«Toda la vida con vos»: un pueblo golpeado por la tragedia, la historia de amor que sobrevivió a la muerte y que llegó a la cima del Lanín

Compartir

Victoria Muñoz y Mateo Pellegrino comieron asado y se fueron a dormir. Esa noche, el 14 de marzo de 2024, fue la noche de la declaración. «Él nunca me había dicho te amo. En ese momento me dijo que me amaba y que quería estar toda la vida conmigo», recuerda ella. Al día siguiente, como siempre, Victoria fue a trabajar a su local de ropa. Cerca de las 18.30, sin embargo, su vida cambió. Blaquier ya nunca volvió a ser como antes.

El 15 de marzo la fatalidad golpeó a ese pueblo de menos de 700 habitantes, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires. Mateo fue uno de los seis muertos en esa tragedia. Ricardo Bottega (60), bombista, bajó a trabajar en una cámara séptica ubicada a 200 metros de la zona urbana de Florentino Ameghino. No llevaba las herramientas de seguridad. Tenía que hacer reparaciones, a pedido del municipio, y se desvaneció a 12 metros de profundidad. Cinco vecinos intentaron socorrerlo. Uno a uno, fueron descendiendo Carlos Ragner, Alejandro Centeno, Juan Ramón Sánchez y su hijo Nicolás Sánchez, además de Pellegrino. Todos murieron.

Bottega murió por «asfixia anóxica» a raíz del ácido sulfhídrico que emanaba del pozo cloacal. Las otras víctimas, por «asfixia mecánica» y «broncoaspiración». Así quedó registrado en la causa judicial que tiene como uno de los procesados al intendente Nahuel Mittelbach. La deriva en los tribunales continúa un año después. El dolor en la comunidad de Ameghino y de Blaquier, también.

Victoria (31) dice que la pasó mal, pero que fue el recuerdo de Mateo lo que la hizo salir adelante. «Él me enseñó a vivir con humor», afirma, en diálogo con Clarín. «Nosotros éramos pura risa todo el tiempo. Y ahora, después de todo lo que pasó, sé que la forma de enfrentar la vida es con humor, llevando esa bandera siempre adelante».

El pozo donde perdieron la vida las seis víctimas está ubicado en la calle Saavedra, esquina La Pampa, en Ameghino.

Esa fue, quizás, la mayor lección que le pudo dejar: que no importa cuán oscuros se vuelvan los días, siempre hay una forma de seguir, siempre hay una razón para reír, incluso en medio del sufrimiento que se desató hace un año, cerca de las 18.30 de un viernes.

«Escuché muchas sirenas, por mucho tiempo, eso me llamó la atención. No sabía lo que había pasado», rememora Victoria. Cuando cerró el negocio y llegó a su casa, recibió el llamado de su cuñada: le dijo que fuera al hospital porque algo le había sucedido a Mateo. Pasó horas en el lugar, hasta que su psicóloga le dio la noticia: Mateo había fallecido.

En el pozo de bombeo, Mateo había intentado auxiliar a su amigo Nicolás Sánchez, que a su vez se había metido antes para rescatar a su padre, Juan. «Estoy segura de que si él no hubiese hecho lo que hizo para salvar al amigo, no habría soportado seguir viviendo con eso. Él se tiró para salvar a su amigo. Mateo no habría soportado haberse quedado de este lado, sin hacer nada», cree Victoria.

Mateo era el padrino de la hija de Nicolás. Eran muy amigos.

Con Mateo se vieron por primera vez en una fiesta en 2021. La siguieron por redes sociales, mientras él estudiaba Veterinaria en General Pico, La Pampa, y ella vivía en Ameghino, que está a 30 kilómetros de Blaquier. «La vida me permitió acompañarlo el último tramo de su carrera», le dice a este diario. Tras recibirse, Mateo no titubeó y volvió al pueblo para ejercer su profesión. «Es su lugar amado, no había chance de que se fuera a otro lado. Le salieron ofertas, pero él no quería saber nada. Estaba feliz en Blaquier«, asegura Victoria.

Uno de sus planes preferidos era salir a pasear con Chambi y Norma, las perras de ambos. Recuerda: «A mí me encantaba que me llevara al medio del campo mientras él hacía la recorrida con los animales».

«Es un dolor inmenso que va a acompañarme toda la vida», dijo Victoria.

En esos días de campo y abrazos, Mateo transformó a Victoria: el cariño pudo más que los ataques de pánico y angustia que la hacían sufrir tanto a ella. «No sé si llegó a tomar dimensión de lo que él significó para mí. No fue solo un novio, me sacó de un lugar muy feo en el que yo estaba. Él a mí me salvó la vida y se fue de este mundo queriendo salvar a un amigo«, afirma. Y agrega: «La relación con Mateo fue la cosa más linda que me pasó en la vida, porque aprendí un montón de cosas y fue un compañero de oro».

El reencuentro después de la pérdida: la promesa del volcán Lanín y un mensaje al más allá

Hace unos años Victoria intentó escalar el volcán Lanín, ubicado en Neuquén, en el límite entre Argentina y Chile. Pero no lo logró. Le prometió a Mateo que lo iba a volver a intentar. Recuerda que él la apoyó, pero luego de su muerte ya no quiso hacerlo. Estaba perdida, triste.

Su propia familia, los parientes de su novio y su psicóloga la ayudaron. Pero ella, que es «descreída de la vida», cree en Mateo. «La fuerza de decir qué hubiese hecho en mi lugar me ayudó muchísimo, porque él era como una topadora con la vida, iba para adelante. Tengo que seguir por mí, por él y por todos los que quedamos”, explica ese giro.

La bandera que le dedicó al amor de su vida cuando llegó a la cima del Lanín.

La arenga de su hermana la empujó a retomar el compromiso. Y Victoria hizo cumbre.

En la cima, desplegó una bandera con un emotivo mensaje al más allá: «Llegué, Matu. Estás acompañándome en cada paso que doy». En lo alto, también aprendió a desmitificar a la muerte. «Es un dolor inmenso que va a acompañarme toda la vida el haber perdido al amor de mi vida, pero hay que seguir para adelante», afirma ahora.

La emoción aumentó cuando su hermana, en plena montaña, le anunció que estaba embarazada. «Creo que es algo que él me envió», adivina Victoria.

El momento exacto en el que se enteró que va a ser tía.

Revés judicial para el intendente Mittelbach: denegaron el pedido de sobreseimiento

Aunque Nahuel Mittelbach y la directora de Obras Públicas solicitaron ser sobreseídos, la jueza María Laura Durante denegó la petición y en enero de este año elevó a juicio oral a los procesados. Hace unos meses, en diálogo con Clarín, el propio intendente describió el hecho como «la mayor tragedia en la historia de nuestro distrito».

La investigación a cargo del fiscal Martín Laius reveló no sólo que las condiciones no estaban dadas para que el bombista hiciera las tareas de mantenimiento, sino que, además, la contratada para realizar el trabajo en el pozo fue Gladys Esther Sánchez, mujer de Ricardo Bottega. A pesar de que él hacía los trabajos, el contrato fue formalizado a través de su esposa, quien era proveedora del municipio.

Alejandro Centeno (35), Mateo Pellegrino (27), Ricardo Bottega (60), Juan Ramón Sánchez (50), Nicolás Sánchez (28) y Carlos Rodolfo Renger (39), las víctimas de la tragedia de Blaquier.

Adrián Ullua, sobrino de Bottega y uno de los abogados querellantes, describe la investigación de la fiscalía como una de las más prolijas que ha visto y expresa sobre las víctimas fatales: «El primer fallecido fue quien estaba realizando el trabajo en el pozo. Los demás, en un acto de hermandad y humanidad, fallecieron al intentar rescatar a Bottega primero y luego al resto».

El especialista en Derecho Penal explicó que el trabajo que hizo el bombista no era habitual para él, pero por cuestiones económicas decidió ir. «No estaba matriculado y el municipio tenía pleno conocimiento de esto», describe Ullua a Clarín. «En el lugar tampoco se cumplían las normas de seguridad adecuadas, lo que es relevante porque el lugar es propiedad de la Municipalidad», agrega.

Además, el abogado de la querella sugiere que «hubo una irresponsabilidad y una falta de cuidados exageradamente groseros por parte de los funcionarios». Un año después de la tragedia, la causa judicial espera que se confirme la fecha del juicio oral.

Noticias Relacionadas