«Mi cochera era una piscina»: Fernán Núñez achica agua y barro para recuperarse de «20 minutos horribles»

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«Fueron 20 minutos horribles», «Si llega a llover más, hubiera habido un desastre mucho mayor», «Mi cochera era una piscina». Después del susto provocado por el reventón de un colector en la tarde de este martes en Fernán Núñez, los vecinos se afanan en retirar el barro y achicar el agua en los puntos más afectados. Bolsas de basura, maleza, barro, puertas tapiadas y una calle El Arenal —donde se reventó el colector— completamente levantada. En este punto, el agua superó los 70 centímetros de altura y, en algunas viviendas, llegó a los 30, destrozando la solería.

Pasadas las 17.00 horas, la borrasca Jana descargó con fuerza sobre el municipio con una tromba que dejó más de 40 litros por metro cuadrado, acompañada en muchos momentos de granizo. Sin embargo, lo peor fue cuando reventó el colector de agua situado al comienzo de la calle. Esto generó un torrente que, sumado al agua que bajaba de otras dos calles y a la pronunciada pendiente de la vía, golpeó con fuerza las puertas, entró en muchas casas, arrastró varios coches y abrió un enorme socavón.

Más de doce horas después, los trabajadores municipales continúan retirando el barro y el material arrastrado por la riada, que se ha acumulado principalmente en el parque Llano de la Fuente, donde también acabaron algunos coches.

«El susto fue tremendo»

Más arriba, Concepción Luque y su madre, Antonia Rodríguez, de 88 años —que se encontraba sola en el momento de los hechos— retiran la tierra acumulada frente a su portal. «Aquí, por suerte, no ha entrado el agua, aunque ya ves cómo está todo, y eso que llevamos quitando tierra desde la tarde de ayer», explica Concepción. Su madre estaba sola cuando ocurrió todo: «Fueron 20 minutos horrorosos; se oía el torrente de agua bajar con muchísima fuerza», recuerda. A pesar de ello, Antonia se asomó por la mirilla: «No me atreví a abrir porque, si lo hacía, el agua entraba con fuerza«, prosigue. Concepción relata que escuchó el ruido del reventón y del agua corriendo por las cañerías. «El susto fue tremendo, pero por suerte no ha pasado nada grave. Eso sí, fueron 20 minutos horribles», resume. Otro problema fue la acumulación de granizo en el patio trasero. Antonia comenta que «había témpanos de hielo muy grandes que no se han derretido hasta esta mañana».

El bordillo fue lo que evitó que el agua entrara en muchos domicilios. Sin embargo, en los puntos donde el bordillo tiene menor altura, el agua sí entró, como ocurrió en la casa de Jesús González, que muestra la marca en el alfeizar exterior: «Esto son, por lo menos, 70 centímetros«, señala. El agua entró levemente en el zaguán, pero Jesús destaca que la pendiente de la calle, que sirve de intersección entre otras dos vías que arrastraban una gran cantidad de agua, sumada al estallido del colector, provocó el caos.

Unos pasos más arriba, Gabriel Moyano muestra cómo en la casa de su madre, de 90 años, el agua superó los 10 centímetros y entró en varias estancias, incluido un dormitorio. «Se juntó con el hielo del patio, aunque por suerte no hay daños importantes«, explica. Gabriel y sus cuatro hermanos acudieron de inmediato para ayudar a su madre, que, a pesar del susto, «ha vivido todo con entereza y tranquilidad».

20 centímetros en la planta baja y enseres a la basura

Candela Vilaplana sí ha sufrido desperfectos importantes. Al estar frente al colector, el agua superó los 20 centímetros de altura en el primer piso. «Estaba con mi marido en la segunda planta cuando se escuchó el estruendo y luego se fue la luz», relata. En ese momento, Candela bajó al cuadro de mandos, pero, debido a la importante acumulación de agua, resbaló y estuvo a punto de caerse: «Casi no lo cuento», dice desde su balcón. En el bajo se acumuló una gran cantidad de agua y barro. Dos personas han estado limpiando durante más de tres horas, y aún hay cuatro bolsas de basura con maleza y objetos personales junto a su puerta. «No me he atrevido a bajar todavía. Hemos pasado un muy mal rato«, concluye.

Fernán Núñez un día después de la riada, en imágenes / Víctor Castro

Una cochera destrozada

Sin embargo, las partes más afectadas están unos metros más arriba del colector. En ellas, el agua buscó salida y terminó destrozando la solería de Paqui Pintor. «Esta es una de las casas que más han sufrido. El agua, al no poder salir por el tapón de granizo, reventó las dos arquetas de la cochera«, cuenta. En cuestión de segundos, su cochera «se convirtió en una piscina«. A pesar de ser ya las 13.00 horas, varios vecinos siguen trabajando en la cochera, retirando barro y achicando un agua que llegó a alcanzar los 30 centímetros de altura.

El agua también entró por el hueco del ascensor, que ha quedado completamente inutilizado. «Estábamos en la planta de arriba, muertos de miedo, porque veíamos que la calle El Arenal se convertía en un río. Subí a la azotea primero y vi que todo estaba bien, pero en la cochera… ya ves», cuenta mientras se encoge de hombros. La solería se levantó, y al bajar su pareja a comprobar los daños, constató que el agua se había mezclado con el hielo: «Todo era hielo flotando en el agua«, dice. Afortunadamente, no hay heridos y el coche se encuentra en buen estado. Además, los objetos afectados no son de gran valor.

Fernán Núñez un día después de la riada, en imágenes / Víctor Castro

Su vecina, Isa, también ha sufrido daños similares. El agua buscó salida entre las arquetas de su local y la casa de su padre, donde se acumularon varios centímetros de agua. «La peor parte se la han llevado los locales. No es que haya entrado agua, es que ha salido de los váteres hacia adentro, y a partir de ahí se ha inundado todo«, comenta. Isabel destaca la colaboración de los vecinos, que les ayudaron desde primera hora de la mañana. «Terminamos de achicar agua y quitar barro pasado el mediodía. Si hubiera llovido un poco más, hubiera habido un desastre mucho mayor», concluye mientras introduce los cepillos en su casa.

250 metros de calle destrozados

Por su parte, Alfonso Alcaide, alcalde de Fernán Núñez, destaca que, «desde primera hora de la mañana, técnicos del Ayuntamiento y de Emproacsa están valorando los daños, además de retirar el barro y la suciedad». «También tenemos que abordar desde dónde viene el problema para que no se vuelva a repetir«, subraya Alcaide, que ha estado acompañado buena parte de la mañana por el presidente de la Diputación, Salvador Fuentes.

Fernán Núñez un día después de la riada, en imágenes / Víctor Castro

«La presión del agua ha metido carga al colector, que ha reventado la calle. Se han destrozado unos 250 metros de vía que hay que levantarla por completo«, explica tras una primera valoración de los daños, aunque insiste que aún «es pronto para cuantificarlos. Estamos analizando el colector de manera interna para ver qué actuación hay que hacer y, a partir de ahí, redactaremos un proyecto», explica. Alcaide celebra que la mayoría de viviendas no se han visto afectadas y ha puesto en valor la colaboración de los vecinos. «Estamos ayudándoles en todo lo que ponemos y, desde mañana, el Consistorio habilitará personal para recabar información detallada sobre los daños y asesorar a los afectados».

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