Ni alguien que puede ser considerado el mejor de todos los tiempos escapa al mayor enemigo de cualquier deportista. El paso del tiempo, con toda su furia, parece por fin estar consiguiendo doblar a un Novak Djokovic que hace no tanto parecía inquebrantable. Acostumbrado a ganar y ganar, a sus 37 años Nole está perdiendo más que nunca. Este sábado cayó eliminado a las primeras de cambio en Indian Wells, encadenando tres derrotas seguidas por primera vez desde 2018. Y haciendo saltar las alarmas alrededor de una figura que por primera vez en décadas da signos de debilidad.
Por mucho que Djokovic haya insistido una y otra vez en que a estas alturas lo único que le importa es llegar con opciones de ganar a los Grand Slams, lo que enseña en la pista empieza a dar señales de agotamiento, tanto en los resultados como en las sensaciones. En un torneo que hace no tanto dominaba a su antojo y que ha ganado hasta en cinco ocasiones, se mostró anticompetitivo y fue incapaz de inquietar a un Botic Van de Zandschulp (6-1, 3-6 y 6-1) que, casualidades del destino, se cobró otra víctima de relumbrón tras ‘retirar’ a Nadal hace unos meses.
Apático, por momentos incluso desorientado, llegó a entregar trece puntos seguidos a su rival mientras naufragaba en la pista en un tercer set en el que desapareció del mapa. El serbio, número 7 mundial, llevaba seis años, 11 meses y 16 días sin vivir una racha negativa de este calibre. O lo que es lo mismo, 2542 días sin perder tres partidos seguidos. Coincidió entonces con el regreso de una lesión de codo que, sin duda, fue la afección más grave de su carrera, pero ahora es distinto. Fisícamente está bien, o eso aparenta, pero aún así se muestra incapaz de sostener un nivel acorde a su categoría. Y no lo esconde.
«Sufro para llegar al nivel que quiero»
«Las cosas han sido distintas para mí en los últimos dos años. He sufrido para tener el nivel que quiero. De vez en cuando hago unos buenos torneos, pero en general, es un reto. Es un desafío para mí«, reconoció Nole tras ser eliminado en Indian Wells. «Es lo que es. Nada ni nadie te puede preparar para estos momentos. Tienes que vivirlos e intentar gestionarlos de la mejor manera», añadió Nole, que siguió abundando sin cortapisas en esa idea.
«No tengo excusas por una mala actuación. No es bueno cuando juegas así en pista, pero felicidades a mi rival. Es solo un mal día«, se resignó Nole. «Lamento mi nivel de tenis, considerado como he entrenado estos días. Para ser honesto, la diferencia entre la central y las otras pistas es enorme», agregó el serbio, que recientemente anunció que seguirá contando con Andy Murray como entrenador a pesar de parecer encallado.
Año y tres meses sin ganar un torneo ATP
Y eso que las buenas sensaciones del inicio de año en Australia se han ido desvaneciendo poco a poco. Tras derrotar a Alcaraz en cuartos de final del primer grande del año, Djokovic cayó derrotado al retirarse por lesión en las semifinales ante Zverev y desde entonces no ha vuelto a ganar un partido. Fue bapuleado por Berrettini a las primeras de cambio en Doha y ahora ha caído en la misma instancia ante Botic, haciendo saltar todas las alarmas.
Salvo el espejismo (épico) de los Juegos, el serbio lleva desde finales de 2023 sin ganar un torneo. Las incógnitas a su alrededor siguen creciendo conforme va dando muestras de impotencia, de no poder hacer frente al ritmo competitivo que van imponiendo jóvenes como Sinner y Alcaraz, al que por otro lado rindió hace poco menos de dos meses. A eso, a la actuación de aquel día se agarra el serbio para seguir intentando volver a ser en la pista el campeón de 24 títulos de Grand Slam que ha sido siempre. Y no la versión apática que se vislumbra en los últimos torneos.